"Santa Teresa
es la mejor escritora española de todos los tiempos"
ENTREVISTA A FERNANDO DELGADO
- Su libro narra la relación entre el
fraile el fraile Jerónimo Gracián y Teresa de Jesús. ¿Cuánto hay de realidad y
cuánto de ficción?
- Es una relación que no me invento, naturalmente, sino sobre la que pongo el foco. El hispanista británico Gerald Brenan describe muy bien el encuentro y dice que se enamoraron. Ese fue el pistoletazo de salida para seguir con el epistolario de ambos. Los dos son magníficos escritores y, a través de esa lectura, se construye esa relación de amor, esa profunda relación de amor que hubo entre ellos. Esto no quiere decir que fuera como señalaron algunos maldicientes de la época, no quiere decir que fuera un amor carnal, pero tampoco que no tuviera componentes de enorme sensualidad.
- Es decir, que es verdad.
- El libro es verdad. Es un libro contado por ellos, aunque yo le doy estructura de novela y busco narradores contemporáneos, narradores de nuestro tiempo para construir de ese modo, no solo la relación entre ambos, sino lo que viene después, tras la muerte de ella él fue expulsado, y vive una serie de aventuras que son parte importante de la novela. No es un libro de uno, sino de dos. De Santa Teresa se han escrito otras novelas, unas mejores, otras peores, pero la que mejor escribe de sí misma es ella. Es la mejor escritora española de todos los tiempos y yo no quería hacer una obra sobre la vida de Santa Teresa, sino poner el foco en ella. Después, hay una historia paralela, la de los dos narradores contemporáneos, que, en lugar de tener a dios dictándoles, como decía Santa Teresa, dicen que tienen a un diablillo que va expurgando entre esas páginas. Con eso no se traiciona la verdad, pero hay ficción porque claro, es una novela y no un ensayo o un libro de historia.
- ¿Está reconocida literariamente Santa Teresa?
- Creo que hay otras monjas ilustres que han escrito muy bien y literariamente son más tenidas en cuenta porque no eran santas. Por el hecho de ser santa, por ser la santa patrona de Falange, que Franco llevara el brazo incorrupto de Santa Teresa por toda España... Se ha creado una imagen que no responde a la figura de esa mujer verdaderamente extraordinaria, feminista adelantada, luchadora, emprendedora, mandona, con una capacidad de ir de un lado para otro creando conventos, entendiéndose con albañiles y con ideas nuevas que la Inquisición perseguía. Creo que se le ha ocultado al común de los mortales, porque quien sabe de literatura sabe que Teresa de Jesús es la gran escritora que es.
- Usted la destaca tanto como escritora como personalmente.
- Se conoce poco el personaje tan extraordinario que es. Se la considera una mística engolada en trances, metida para dentro y soñadora, siempre viendo visiones. Esa es una imagen tópica que no responde exclusivamente a la realidad. Es verdad que es una mística, que es muy auténtica, pero también era una mujer muy activa intelectualmente y una mujer de acción, emprendedora y bien relacionada con el poder.
- Y «feminista adelantada».
- Se metió en un convento porque no quería casarse. A veces me han preguntado algo relativamente absurdo sobre qué pienso si hubiera sido una mujer de mi tiempo, y lo único se me ocurre es que no hubiera sido monja, pero sí una escritora de talento.
- Usted ha dicho que este es un libro que le costó mucho escribir. ¿Por qué?
- Nunca he hecho novela con fundamentos históricos y esta requería un fondo, un escenario histórico en el que ellos se desarrollan. Tenía que leer cosas de la época y me resultaba más costoso porque me era más antipático. Lo que más me gustaba era leerlos a ellos. Además, yo siempre he hecho novela intimista.
- ¿Con todos esos hándicaps en contra cómo se le ocurrió embarcarse en esta novela?
- Lo que yo quería hace 40 años era escribir un libro sobre San Juan de la Cruz, el más grande de los poetas españoles. Pero alguien me dijo que tenía mucho mundo interior y poca vida exterior, con lo que no encajaría en el movimiento de una novela. Comentándolo con otro hispanista inglés que conocía la obra de Santa Teresa me señaló bibliografía de la época. En ese momento no hice mucho caso. Años más tarde, leyendo a Gerald Brenan se produjo la incitación que necesitaba para no hacer algo arcaizante
- Empezó con San Juan y terminó con Santa Teresa.
- Tenían mucho que ver. Tuvieron mucha relación, tenían en común las lecturas y una vida espiritual y mística, pero él era más interiorizado y ella un torbellino.
- Es una relación que no me invento, naturalmente, sino sobre la que pongo el foco. El hispanista británico Gerald Brenan describe muy bien el encuentro y dice que se enamoraron. Ese fue el pistoletazo de salida para seguir con el epistolario de ambos. Los dos son magníficos escritores y, a través de esa lectura, se construye esa relación de amor, esa profunda relación de amor que hubo entre ellos. Esto no quiere decir que fuera como señalaron algunos maldicientes de la época, no quiere decir que fuera un amor carnal, pero tampoco que no tuviera componentes de enorme sensualidad.
- Es decir, que es verdad.
- El libro es verdad. Es un libro contado por ellos, aunque yo le doy estructura de novela y busco narradores contemporáneos, narradores de nuestro tiempo para construir de ese modo, no solo la relación entre ambos, sino lo que viene después, tras la muerte de ella él fue expulsado, y vive una serie de aventuras que son parte importante de la novela. No es un libro de uno, sino de dos. De Santa Teresa se han escrito otras novelas, unas mejores, otras peores, pero la que mejor escribe de sí misma es ella. Es la mejor escritora española de todos los tiempos y yo no quería hacer una obra sobre la vida de Santa Teresa, sino poner el foco en ella. Después, hay una historia paralela, la de los dos narradores contemporáneos, que, en lugar de tener a dios dictándoles, como decía Santa Teresa, dicen que tienen a un diablillo que va expurgando entre esas páginas. Con eso no se traiciona la verdad, pero hay ficción porque claro, es una novela y no un ensayo o un libro de historia.
- ¿Está reconocida literariamente Santa Teresa?
- Creo que hay otras monjas ilustres que han escrito muy bien y literariamente son más tenidas en cuenta porque no eran santas. Por el hecho de ser santa, por ser la santa patrona de Falange, que Franco llevara el brazo incorrupto de Santa Teresa por toda España... Se ha creado una imagen que no responde a la figura de esa mujer verdaderamente extraordinaria, feminista adelantada, luchadora, emprendedora, mandona, con una capacidad de ir de un lado para otro creando conventos, entendiéndose con albañiles y con ideas nuevas que la Inquisición perseguía. Creo que se le ha ocultado al común de los mortales, porque quien sabe de literatura sabe que Teresa de Jesús es la gran escritora que es.
- Usted la destaca tanto como escritora como personalmente.
- Se conoce poco el personaje tan extraordinario que es. Se la considera una mística engolada en trances, metida para dentro y soñadora, siempre viendo visiones. Esa es una imagen tópica que no responde exclusivamente a la realidad. Es verdad que es una mística, que es muy auténtica, pero también era una mujer muy activa intelectualmente y una mujer de acción, emprendedora y bien relacionada con el poder.
- Y «feminista adelantada».
- Se metió en un convento porque no quería casarse. A veces me han preguntado algo relativamente absurdo sobre qué pienso si hubiera sido una mujer de mi tiempo, y lo único se me ocurre es que no hubiera sido monja, pero sí una escritora de talento.
- Usted ha dicho que este es un libro que le costó mucho escribir. ¿Por qué?
- Nunca he hecho novela con fundamentos históricos y esta requería un fondo, un escenario histórico en el que ellos se desarrollan. Tenía que leer cosas de la época y me resultaba más costoso porque me era más antipático. Lo que más me gustaba era leerlos a ellos. Además, yo siempre he hecho novela intimista.
- ¿Con todos esos hándicaps en contra cómo se le ocurrió embarcarse en esta novela?
- Lo que yo quería hace 40 años era escribir un libro sobre San Juan de la Cruz, el más grande de los poetas españoles. Pero alguien me dijo que tenía mucho mundo interior y poca vida exterior, con lo que no encajaría en el movimiento de una novela. Comentándolo con otro hispanista inglés que conocía la obra de Santa Teresa me señaló bibliografía de la época. En ese momento no hice mucho caso. Años más tarde, leyendo a Gerald Brenan se produjo la incitación que necesitaba para no hacer algo arcaizante
- Empezó con San Juan y terminó con Santa Teresa.
- Tenían mucho que ver. Tuvieron mucha relación, tenían en común las lecturas y una vida espiritual y mística, pero él era más interiorizado y ella un torbellino.
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