Autor, columnista y editor
“Colombia está a punto de tener su
primer acto de madurez”: Andrés Hoyos Restrepo
El escritor habló de su nueva novela, “Los hijos de la fiesta”,
una obra que recupera la memoria violenta del país. También conversó de sus
gustos y mañas como escritor.
Andrés Hoyos Restrepo en el lugar más íntimo
de su casa: su estudio. / Jonathan Ramos
Desde su lugar más
íntimo, su casa-estudio, que él mismo describe como un espacio perfecto para
escribir, enmarcado por un enorme ventanal que no solo lo ilumina,
literalmente, sino que lo inspira a través del verdor del paisaje que le
muestra, Andrés Hoyos se expresa a sus anchas del país y, por supuesto, de lo
que más le gusta hablar en estos momentos, su nueva novela, Los hijos de la
fiesta.
Ambas tramas –la de
Colombia y la su último libro– hacen que su rostro irradie un entusiasmo
especial y que su voz se eleve enérgicamente. Sus palabras adquieren una fuerza
poderosa con la que parece reclamar el deber que tenemos de involucrarnos con
los hechos que aquí suceden. “No podemos estar de espaldas como si no pasara
nada. Se requiere estar informados y reconocer lo que somos y hemos sido para
entonces construir un nuevo país”, expresa fuerte pero sonriente, sentado en su
escritorio.
Y
es esa la premisa que aborda en Los hijos de la fiesta,
una obra que parte de su aguda observación y su vivencia, en donde están
presentes la hipocresía, el sarcasmo, el odio y el amor. Asimismo, escudriña
temas sobre corrupción, narcotráfico, guerrillas y demás pecados capitales que
nos han salpicado.
El narrador de esta
historia hace las veces de anfitrión incómodo, tal cual si estuviera
presenciando un festejo con el que no está de acuerdo. Es un personaje más de
la novela que se acerca al lector para enterarlo con pelos y señales qué hacen,
quiénes son, de dónde vienen y cómo afrontan la vida el par de tortolitos
protagonistas, Alejandro Salinas e Isabel Linares, dos hijitos de papi y mami,
acostumbrados a que el mundo gire a su alrededor y, por cierto, dicho sea de
paso, también a esos progenitores les sabremos todos los guardados que puedan
tener.
A través de un amplio
mosaico de personajes, grandes dosis de humor e ironía, el autor atrapa al
lector en su monumental faena narrativa de 885 páginas –no en vano la planeó
por casi nueve años–, en las que entreteje la historia central de amor con casi
todos los acontecimientos y hechos que marcaron al país durante la segunda
mitad del siglo XX. “La escritura es igual que la vida. Se basa en los cruces,
en las sorpresas y en las coincidencias”, añade Hoyos.
Esta novela tiene muchos
otros componentes importantes. Se nota que fue escrita con música de fondo. Su
banda sonora está compuesta por géneros tan dispares como salsa, ranchera,
bolero y un exquisito repertorio de música clásica, estratégicamente
seleccionada para ambientar los diferentes capítulos. El narrador presume de
toda su erudición como melómano y hace gala de su experiencia, cultura y
bagaje.
Sin
duda, hay libros que son imprescindibles y Los hijos de la fiesta es uno de esos.
Lo que sigue son los
fragmentos más significativos de la entrevista:
¿Cuál es su visión actual del país?
Soy un optimista
moderado. Con este proceso que se está llevando para alcanzar la paz, creo que
estamos a punto de tener el primer acto de madurez en más de cien años. No es
la panacea, pero si queremos superar muchas de las heridas que se abrieron el 9
de abril del 48, tenemos que pactar la paz con los grupos guerrilleros. Estamos
ante un momento histórico y frente a un componente fundamental para poder
avanzar.
Actualmente le preocupa algo que esté pasando en Colombia, por
ejemplo, la discusión que existe respecto a la ideología de género… ¿Puede este
tema ser una opción para que usted lo desarrolle en una novela?
No, yo no trabajo así.
No parto de ideas abstractas. Mis novelas nacen de semillas muy concretas.
Nacen de una imagen, de un detalle, de una buena conversación. Si ese detalle
es suficientemente rico como para permitirme descubrir a unos personajes
interesantes, entonces sí puedo dedicarme a escribir sobre eso.
Si en unos años alguien quisiera entender la historia del país,
¿cree usted que debería leer “Los hijos de la fiesta”?
No escribí esta novela
con ese objetivo, pero hay un trozo de vida detallado de Colombia que está ahí,
como una especie de sumario de lo que ha pasado. Puede ser muy útil. No sé, no
pienso en ese tipo de trascendencia.
Usted ha dicho que esta es su mejor novela, la que siempre soñó
escribir. ¿Por qué?
Sí, estoy muy contento,
la verdad. Siento que llegué a donde quería llegar. Pude abordar muchos de los
temas que siempre había querido escribir.
¿Qué opina de la literatura colombiana? ¿Cree que los escritores
del país están teniendo la trascendencia que merecen?
¡Enhorabuena! La
literatura de Colombia está pasando por una renovación que es necesaria.
Considero que los escritores del país tenemos un presente interesante y un
futuro prometedor.
¿Cómo es su rutina de escritor?
Soy un escritor diurno.
Me gusta escribir en las mañanas. A esa hora tengo mejor cabeza. Por ejemplo,
esta nueva novela la trabajé disciplinadamente entre las nueve y las doce del
día. Ya cuando estoy en plena corrección, me extiendo un poco más en el tiempo.
¿Alguna superstición, agüero o rito para escribir?
No, no soy
supersticioso. Soy mañoso como todo escritor, pero no supersticioso. Una de mis
mañas es la que acabo de decir, la de sentirme más cómodo escribiendo en las
mañanas, creo que en ese horario funciono mejor. Otra maña puede ser que cuando
ya tengo una idea suelo escribirla por episodios y por escenas, independientemente
de que no sepa en ese momento a qué capítulo pertenece. Hay personas muy
ordenadas, que escriben secuencialmente. Yo puedo escribir distintas partes de
un libro al mismo tiempo.
¿En este momento ya tiene un nuevo proyecto de escritura?
Sí. Tengo una idea para
televisión que la estoy desarrollando despacio. La estoy haciendo sin presión.
No se la he mostrado a nadie, creo que aún no es tiempo.
FUENTE:
No hay comentarios:
Publicar un comentario