De hostelera fracasada a poeta laureada
Sara Carmona abandonó Brasil para montar un bar en Pontedeume, pero
todo se le vino abajo y en medio de ese «caos» parió el poemario ganador del
XXI Premio Paul Beckett
Hay libros que en su proceso creativo encierran historias
tan atractivas y seductoras como las que se pueden leer en sus páginas. Es lo
que sucede con La luz que se demora, la obra ganadora de la última
edición del Premio Paul Beckett de Poesía, dotado con 4.000 euros y la
publicación del poemario en la colección Beatrice de la Fundación Valparaíso.
Y es que, además de contener versos que han merecido el halago de voces tan
reputadas de las letras como Yolanda Castaño o Ángel Basanta,
este libro también esconde la capacidad de una mujer para transformar la
fatalidad en impulso creativo.
Esa
mujer no es que otra que su autora, Sara
Carmona Lladó, una madrileña con raíces ferrolanas que el verano pasado llegó a
Pontedeume para montar un negocio y emprender una nueva vida junto a su familia -su marido,
Vinicius, un brasileño de Caxias do Sul, y su pequeño hijo Miguel-, sin
sospechar que aquella aventura llegaría su fin con un estrepitoso fracaso
empresarial y un inesperado premio literario.
Pero
para contar bien esta historia hay que retroceder en el tiempo hasta principios
del 2018, cuando Sara decidió abandonar Brasil, donde
trabajaba como traductora y profesora de español, para asentarse en Galicia.
«Tener un hijo nos cambió la perspectiva a mi marido y a mí y los dos decidimos
volver a España para darle una vida más tranquila. Al principio estuvimos unos
meses en Santiago, desde donde recorrimos un montón de pueblos para decidir con
criterio dónde establecernos. El día que pisamos Pontedeume fue amor a
primera vista. Yo recordaba haber estado allí en los veranos de
mi adolescencia, porque mi abuela es de Ferrol, y enseguida nos pareció el
lugar perfecto para criar a nuestro hijo», relata Sara Carmona.
La
pareja se compró un piso de la villa de los Andrade, y una vez allí, siguieron
el plan que habían trazado en su cabeza. «Mi marido es músico y profesor de
educación física y yo soy licenciada en Humanidades, pero ante las dificultades
para encontrar un trabajo de lo nuestro, decidimos montar un bar. Creo
que ha sido el bar más efímero en la historia de Pontedeume, porque, en octubre
pasado, y después de cuatro meses sin parar de trabajar, mi marido se rompió el
talón de Aquiles y decidimos cerrar. Para entonces yo ya
me había dado cuenta de lo dura que es la hostelería y, además, me vi
totalmente desbordaba con un cojo, una casa, un niño de tres años y un bar»,
cuenta con humor esta vilancha de adopción.
Pero aquella no fue la única
calamidad a la que se tuvo que enfrentar la pareja, porque, tras la breve vida
de La Pianola -como se llamaba su bar, especializado en helados y piadinas-, la
madre de Vinicius fue diagnosticada de una complicada enfermedad. Aquello
supuso un «punto de inflexión» que les hizo tomar la decisión de regresar a
Brasil, pero, todavía aquí, y en «medio de ese caos», Sara
escribió frenéticamente La luz que se demora. «No tardé más de mes y medio. Un parto
prematuro. Después
de haber estado mecánicamente poniendo cafés y más cafés, necesitaba parar,
estar sola, leer y escribir. Me salían endecasílabos y alejandrinos como de la
nada. Cuando dejaba al niño en el cole, me encerraba en
un cuarto y escribía. Me metía en la bañera y escribía. Paseba por la playa con
un cuaderno y escribía. De repente, me di cuenta que tenía un libro», cuenta
Sara todavía asombrada por la rapidez con la que escribió La
luz que se demora, un
libro que habla de «la dualidad, del amor y de la España vaciada», pero también
de «encuentros y desencuentros, de luces y sombras».
En esos versos, además, también está muy presente la huella de
Pontedeume, porque en algunos de los poemas se pueden encontrar
alusiones a su paisaje marinero y hasta hay uno inspirado en la panadería
Patricio y el cementerio del pueblo, adonde mira el balcón de
la casa de la autora. Ahora, Sara y su familia se preparan para poner rumbo a
Brasil, pero en Pontedeume dejan un sueño que esperan retomar en el futuro.
«Nos gustaría volver, pero no sabemos cuándo. Tal vez cuando nos jubilemos o
encontremos aquí un trabajo que nos guste. Eso sí, si regreso estoy segura de que
no será para poner cafés», concluye Sara entre risas.
LOS CAZADORES DE CONCURSOS LITERARIOS XVIII (DICIEMBRE 2019) Publicado el concurso, el domingo 10 de noviembre del 2019 en
el Blog.
Convencida estoy de que el libro es bueno porque, cuando se escribe así, con el peso de la vida y el corazón en la mano, sale el poema como a Sara le salió: de un tirón.
ResponderEliminarEnhorabuena Sara.
Gracias por participar Lola.
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