“…Aunque es de
día, las nubes grises van cerrando el cielo. Se cubre de una extrema
oscuridad. El miedo invade mi cuerpo. Camino de un lugar a otro, dentro de la
casa. Parece de noche. Mi mente nunca estuvo preparada para tan escalofriante
experiencia. Vivía en un lugar donde las lluvias son raras; más que lluvias,
son lloviznas tan finas que los pobres pulmones las beben sin querer.
Recuerdo una
película que vi a escondidas de mis padres. Era una mujer que corría en medio
de una tempestad, escapando de hombres que la querían castigar. Sus palabras
eran de horror llamando a un tal Belcebú, la lluvia bañaba su demacrado rostro.
No la llegue a terminar de ver…
Recuerdo con pánico el comienzo de una gran
tempestad. El agua caía a borbotones y la casa se cubría de riachuelos que
brotaban por cualquier rincón. Tenía miedo de verdad. Corrí a esconderme en
una esquina de mi habitación y luego llame para que me defendiera ese tal
Belcebú. Era lo único que se me ocurría en ese instante.
Ahora que soy un
hombre y pienso en aquella situación. Me digo: "Un niño en su inocencia tal vez
pueda cometer errores, pero no lo hace por maldad”. Sé que a los ojos ajenos sería un pecador. Sin perdón
de Dios. Pero, en la vida uno va descubriendo nuevas experiencias que van
marcando tu vida. Si hubiese visto la película completa me hubiese dado cuenta
que la mujer no era una simple persona sino más bien una atormentada bruja.
Aunque no soy un
creyente acérrimo. Los años me han demostrado que si Dios dice que para llegar
al cielo hay que tener el corazón de un niño. Pues tiene toda la razón...”
“Dulces vacaciones”. Jsvg.
*************
Esta más que claro.
La inocencia de un niño es lo más hermoso que hay desde que nacemos. Lastimosamente
existen circunstancias, momentos en la vida de cualquier pequeño que hacen
estremecer a una persona adulta. Nos ponemos a pensar ¿Qué sucede? ¿Por qué? existen casos de niños asesinos, violentos... Nuestra sociedad ha dejado de preocuparse
por los inocentes. Importa poco si estamos abriendo las puertas de la maldad en
sus cerebros. La falta de cariño, los malos tratos, la voracidad del dinero…
Vi un vídeo en
internet de un bebe que escucha cantar a su madre. Las lágrimas le brotan de
sus pequeños ojos con una gran emoción. Vive cada sonido de la interpretación, tan intensamente, que uno se plantea lo más hermoso y es capaz de decir a viva
voz: “Cuanto sentimiento en un corazoncito tan pequeño e inocente.”
En estos tiempos
de tanta tecnología. Uno es capaz de descifrar estas malas aptitudes,pues con
solo ver las noticias puedes estar seguro que la violencia que se transmite no
solo en la televisión, en los juegos de vídeo, etc. Son los sacapuntas que van
moldeando al lápiz nuevo. Que hacer, nos decimos. Pues, principalmente la
educación es primordial en casa. El colegio es la segunda, obligada, en orientar
a los niños por el buen camino.
Es muy difícil remediarlo,
aunque no imposible. Antes que cambien los niños es primordial que cambie
nuestra sociedad. Esto sí es mucho más problemático. En fin, ojala se pueda
explotar las buenas acciones para el bien de la humanidad. No esperar como
algunas estúpidas personas –con el debido respeto- augurar el fin de los
tiempos para que Dios nos resuelva lo que debemos solucionar nosotros…
JSVG.
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