“…Al comienzo sentí temor por cosas extrañas que iba percibiendo mientras dormía. Una noche, muy sosegada, comenzó. La cena que preparó mamá
estuvo deliciosa. Las tareas del colegio, menos mal, las había adelantado. El
sueño me vencía. Hacía mucho frío. Me abrigue en la cama con unas frazadas,
riquísimas, de lana. Pensaba en las cosas bonitas que hice durante el día. Y
así, mi cuerpo se entrego a los brazos de Morfeo. Sin siquiera notarlo, desperté.
Me hice dueño de la oscura habitación. Mi respiración la escuchaba, lenta y
gratificante. Observe algo extraño, como si mi cuerpo no pesara, como una pluma
entregada al vaivén del viento. Sin voluntad. ¿Qué raro? Pensé…
Así, cada noche
era un sinfín de sensaciones nuevas. Unas veces con miedo; otras, un tanto más
seguras. Con el paso del tiempo iba mejorando mi control; hasta que una vez,
mientras sentía flotar mi cuerpo, pude girar y como algo penetrante en el alma me
vi dormido en la cama. Ajeno a lo que sucedía. Un escalofrío me sacudió. De
repente, como si algo me succionara me devolvió a la realidad. Sobresaltado me
incorporé. Casi ahogándome. Mi madre se percato y acariciando mi sudoso rostro, me preguntó lo que me acontecía. En mi poco conocimiento, simplemente, manifesté
que no era nada.
Una y otra vez se repetían
estas raras emociones. Logré disfrutar viendo mi cuerpo dormido. Quise ir más
allá, hasta encontrarme en lugares conocidos, alejados del lugar donde residía.
Veía calles, iluminadas con poca luz, de mi infancia. Era como volar libremente
por aquellos sitios del pasado. Escudriñando, palmo a palmo, sin ver gente
alguna. En otra oportunidad, me detuve en lo más alto de un edificio y solté mi
cuerpo al vacío. La velocidad con que me precipitaba era tan real. No tenía
miedo. Casi al llegar al suelo me detuve de golpe. Mis ojos se encontraban a
escasos centímetros del suelo. Era increíble.
El amor había
llenado mi corazón, aunque de manera platónica, con la hermosura de una joven
llamada Vivian. No lograba comprender por qué no era capaz de decirle mis pasiones
por ella. Hasta que un día me decidí. Lastimosamente fue tarde. Ella marchó con
su familia lejos. No sabían darme razón de ella. Que contrariedad.
Una noche mi alma
viajo nuevamente por rumbos extraños, desconocidos, y pude llegar a una casa
cerca de una playa. Observe una dirección que pude recordar al despertar aquella mañana de verano. No le tome atención.
Un día conversando
con unos amigos. Ellos, me dieron una dirección para poder encontrar a Vivian y
como cosa rara del destino, esta era la misma que había visto en unos de mis
viajes mientras dormía. Pero, de aquello habían pasado muchos años y la pasión se
había esfumado. Así como aparecieron estas sensaciones una noche sosegada,
desaparecieron sin dejar huella alguna…”
"Sueños
profundos”. Jsvg.
*************
El desdoblamiento
astral es un fenómeno natural que se dan en todos los seres humanos durante el
periodo del sueño. Algunos, tal vez, ni se dan cuenta de ello.
Cuando estamos
dormidos el alma se separa del cuerpo físico y nuestra conciencia se
desenvuelve en otras dimensiones. Los recuerdos que tenemos vienen hacer el
transito que tenemos al viajar a otros lugares o espacios.
El desdoblamiento
también se conoce como viaje astral, ensueño o sueño lúcido.
Podemos traer al caso la palabra. Autoscopia que viene hacer la experiencia en la
que el individuo, mientras cree estar despierto, ve su propio cuerpo desde una
perspectiva fuera de su cuerpo. Esta proviene del griego antiguo αὐτός
("yo") y σκοπός ("vigilante"). Tal fenómeno ha intrigado a
la humanidad desde tiempos inmemoriales y es abundante en el folclore, en la mitología y
la narrativa espiritual de
la mayoría de las sociedades antiguas y modernas. Los casos de autoscopia se encuentran
comúnmente descritos en la práctica psiquiátrica moderna.
Según dicen: “Aquellos que han experimentado un desdoblamiento, viven un
sinnúmero de situaciones desfavorables y otros de una intensa libertad por no
tener limitaciones”. Manifiestan que muchos de estos viajes han sido al borde
de la muerte, en aquellas circunstancias que se ha demostrado el fallecimiento
clínico de la persona. Dicen que se encuentran conscientes de todo lo que
sucede a su alrededor, viendo incluso su cuerpo físico inerte. Pero, cabe
recalcar que no necesariamente tiene que suceder en estos casos extremos. Los niños,
sobre todo, son los más propensos a vivir estas experiencias de manera inconsciente
mientras duermen. La práctica habitual hace que puedas controlar tal situación
pudiendo moverte de un lado a otro, traspasar portales, muros o visitar
personas.
En
fin es algo de esas cosas por la que cualquier investigador daría la vida por
resolver el misterio. De tantos que hay en este mundo...
JSVG.
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