MOMENTOS
LÁPIZ ANDANTE
I
Respira desde tu
balcón, el amor
de una esplendida tarde
primaveral
que alivia un corazón
lleno de temor
por conseguir en la
pasión algo moral.
¡Lo conseguí! gritaste
al verme caminar,
con tantos deseos, por aquellos
senderos.
Las maldades
comenzasteis a abandonar,
surcando mares repletos
de veleros.
Tus miradas brillantes me
acariciaron
como el susurro vivas
de un día perfecto.
Ese instante, complejas
almas tocaron
el edén al son de un
hermoso canto.
Así nos conocimos mi
dulce reto.
Los ángeles del cielo nos
regalaron
unos cánticos divinos
que alegraron
la vida, cual afable
final de cuento.
II
Solo la paz de tu
bendición
me agranda en la
tristeza,
me dan fuerzas que
destrozan adversidades.
Pequeño cuerpo de
mujer.
Corazón inmenso, dulce
mirada, voz penetrante.
Siempre a mi lado.
Sombra amiga.
Te recuerdo en los días
y en las noches,
una vez más y mucho
más…
III
De mis ojos unas
lágrimas,
de mis labios. Tu
nombre;
de mi corazón roto. Una
triste despedida.
Quisiera arrancarme los
ojos
y no verte partir.
Cerrar mis labios para
no gritar.
¿Y mi alma?... ¡Volverla
de piedra!
a cada minuto, la vida
pasa lentamente.
IV
¡Oh amada mía! ¿dónde
estás?
Iré a buscarte, donde
sea.
Sé que te he de
encontrar.
Así, abriré mis ojos a
ti
para verte llegar a mis
brazos.
Mis labios se saciarán
de tus besos
y mi corazón que
siempre fue tuyo,
lo fundiré en un baño
de oro
para ofrecértelo a tus
pies.
De mis labios una
alegría,
de mis ojos ilusión,
de mi ser, magia
eterna, solo para ti…
INGENIO
ANÓNIMO
LÁPIZ
ANDANTE
La
madera hallada en el campo bendito,
va tomando forma. Gracias
al escultor,
hacedor de los
maravillosos secretos
que confunden a las
manecillas del tiempo.
Esta noche, no la más
larga de la vida.
La soledad, inquieta. La
presencia, añora.
Los sentimientos se
conjugan en un baile,
donde el bien y el mal,
se contornean sin temor.
La creación está presa
en su grandiosa cárcel
a la espera de estallar
en miles de sueños
que se hagan realidad,
en surcos lógicos
portadores de
excitaciones variopinto.
Quien te vio nacer
quedo impregnado de magias
extrañas; pero nunca
ajenas, al mostrarse
parte de un todo que se
agranda lentamente,
cual capas de lava que
recorren la tierra.
Aquello va quemando las
entrañas ciegas,
colmando de ímpetu a
cada paso que surge
el palpitar iluminado
de las venas.
Casadas en santísimas
coreografías.
Es así que el viento me
trae tu dulce voz,
ese que me aviva la
respiración cuando
muerto navego por aguas
del Aqueronte.
Desafiante, sin temor
alguno al barquero.
Nos seduce con tan
elocuente razón
que hasta las sirenas
se someten plácidas
al embrujo arrollador
del mejor regalo
que cualquier dios se
haya imaginado crear.
Te imaginas entonces
que simple humano
lo podrá controlar,
sumergiendo tormentas
de pensamientos en el
envase universal
que va acomodando cada
pasión voraz.
Jamás será el final de
tan candente fuego
sumido en besos y
abrazos de enamorados.
No impacienten. Esperen
sentados en tronos,
las imágenes que contienen
los espejos.
Las llamas se reflejan conscientes de todo
lo aprendido en el
curso de generaciones,
transfigurando para
enriquecer los hechos
que componen los
orígenes de la musas.
Quien puede acallar tan
solemne inspiración
para trascender más
allá de lo visible,
volando ahí, por la
cuesta de lo invisible;
Pues, tan sólo, aquel
que supo entender la vida.
Me uno a la danza que
ilumina el ancho mar
sabedor que nunca
moriré entre esos brazos
espumosos de eterna
sal. Los ojos de ellas,
las hermosas Nereidas.
Velaran por mí.
Salvaguardado está el
camino del buen poeta.
El alimento rebosa por
los rincones
más insospechados. Desde
amargos deleites,
hasta exquisitos
manjares propio de dioses…
* Poemas presentados al XXIX Concurso de Poesía "Ciudad de Tudela".
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