El antipoeta que conquistó el Cervantes,
Nicanor Parra, cumplió 101 años.
De forma mucho más
discreta que el año pasado, cuando fue objeto de múltiples homenajes,
exposiciones y libros, el conocido escritor y artista chileno Nicanor Parra
cumplió este sábado 101 años. Esta celebración la pasa en su casa de Chile.
Matemático y físico de formación, profesor de ingeniería durante
un tiempo, Parra —uno de los más importantes artistas chilenos vivos— cumplió
años en su casa de la localidad de Las Cruces, a 114 kilómetros al oeste de
Santiago, alejado del mundanal ruido.
El creador de la antipoesía, con la que generó un nuevo lenguaje
a través de la ironía, el léxico simple y los temas cotidianos, recibió en 2011
el Premio Cervantes de Literatura de España y en el 2012 el Premio
Iberoamericano de poesía Pablo Neruda, la más alta distinción que otorga el
gobierno de Chile.
Es considerado el poeta vivo más influyente de la poesía
latinoamericana. Eternamente irreverente, huye de los formalismos, los
homenajes y las conmemoraciones.
FUENTE:
Universidad de Chile
Nicanor Parra
AUTORRETRATO
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Considerad, muchachos, Este gabán de fraile mendicante: Soy profesor en un liceo obscuro, He perdido la voz haciendo clases. (Después de todo o nada Hago cuarenta horas semanales). ¿Qué les dice mi cara abofeteada? ¡Verdad que inspira lástima mirarme! Y qué les sugieren estos zapatos de cura Que envejecieron sin arte ni parte. En materia de ojos, a tres metros No reconozco ni a mi propia madre. ¿Qué me sucede? -¡Nada! Me los he arruinado haciendo clases: La mala luz, el sol, La venenosa luna miserable. Y todo ¡para qué! Para ganar un pan imperdonable Duro como la cara del burgués Y con olor y con sabor a sangre. ¡Para qué hemos nacido como hombres Si nos dan una muerte de animales! Por el exceso de trabajo, a veces Veo formas extrañas en el aire, Oigo carreras locas, Risas, conversaciones criminales. Observad estas manos Y estas mejillas blancas de cadáver, Estos escasos pelos que me quedan. ¡Estas negras arrugas infernales! Sin embargo yo fui tal como ustedes, Joven, lleno de bellos ideales Soñé fundiendo el cobre Y limando las caras del diamante: Aquí me tienen hoy Detrás de este mesón inconfortable Embrutecido por el sonsonete De las quinientas horas semanales.
De Poemas y antipoemas (Santiago, Nascimento,1954)
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RECUERDOS DE JUVENTUD
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Lo cierto es que yo iba de un lado a otro,
A veces chocaba con los árboles, Chocaba con los mendigos, Me abría paso a través de un bosque de sillas y mesas, Con el alma en un hilo veía caer las grandes hojas. Pero todo era inútil, Cada vez me hundía más y más en una especie de jalea; La gente se reía de mis arrebatos, Los individuos se agitaban en sus butacas como algas movidas por las olas Y las mujeres me dirigían miradas de odio Haciéndome subir, haciéndome bajar, Haciéndome llorar y reír en contra de mi voluntad. De todo esto resultó un sentimiento de asco, Resultó una tempestad de frases incoherentes, Amenazas, insultos, juramentos que no venían al caso, Resultaron unos movimientos agotadores de caderas, Aquellos bailes fúnebres Que me dejaban sin respiración Y que me impedían levantar cabeza durante días, Durante noches. Yo iba de un lado a otro, es verdad, Mi alma flotaba en las calles Pidiendo socorro, pidiendo un poco de ternura; Con una hoja de papel y un lápiz yo entraba en los cementerios Dispuesto a no dejarme engañar. Daba vueltas y vueltas en torno al mismo asunto, Observaba de cerca las cosas O en un ataque de ira me arrancaba los cabellos. De esa manera hice mi debut en las salas de clases, Como un herido a bala me arrastré por los ateneos, Crucé el umbral de las casas particulares, Con el filo de la lengua traté de comunicarme con los espectadores: Ellos leían el periódico O desaparecían detrás de un taxi. ¡Adónde ir entonces! A esas horas el comercio estaba cerrado; Yo pensaba en un trozo de cebolla visto durante la cena Y en el abismo que nos separa de los otros abismos.
De Poemas y antipoemas (Santiago, Nascimento,1954)
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