EDUARDO MORENO ALARCÓN
"Entiendo la escritura como un oficio artístico en el que nunca se deja de aprender."
Eduardo Moreno Alarcón (La Roda, Albacete,
1974).
Ha publicado las novelas Entrevista
con el fantasma (Premium, 2015), finalista del VIII Premio de Novela Corta
«Encina de Plata», La fuente de las
Salamandras (Alféizar, 2017), finalista del II Certamen Alféizar de Novela,
Sonata
de mujer (Ojos Verdes, 2018), finalista del XXXVII Premio de Narración
Corta Felipe Trigo y Apuntes del espejo (Tandaia,
2019) Premio Jerónimo de Salazar de Novela Histórica.
Sucesos
del otro lugar
(Gaspar & Rimbau, 2020), reúne lo mejor de su producción cuentística de los
últimos diez años.
Con La proeza de los insignificantes (Premium, abril 2021), obtuvo el
XIV Premio de Novela Corta «Encina de Plata».
Premiado en los Naji
Naaman Literary Prizes del Líbano (2019). En
2013 ganó el II Certamen de Relatos de Terror «Sueños de Opio» y en 2012 el Tercer
Premio en el Concurso de Relatos «Víctor Chamorro».
Colabora en medios digitales como la
revista literaria Absolem y el portal
web de literatura fantástica Cosmoversus.
También ha publicado en los espacios culturales del periódico accitano Wadi-as
y la Revista OP Machinery.
Su pieza teatral Los primeros
emigrantes (Diputación de Albacete, 2017) fue incluida en la I Muestra de
Teatro de Autores Locales, llevándose a escena en 2016. Durante 2017 y 2018 se
representó su segunda obra, La pasión
según San José.
Incluido
en varias antologías de relatos: Efeméride,
antología de Relatos de Ciencia Ficción Apolo 11 (Premium, 2020), Sueños de Opio (2012), Absolem (2013) y Guadix Primavera y Vino (2017).
Ha
prologado el poemario Los anillos de
Saturno (Rilke), la novela de ciencia-ficción El hombre tras el monstruo (Saco de Huesos) y el libro de relatos Sangre Negra (Alféizar).
Guionista
en dos proyectos artísticos con la Orquesta Sinfónica de Albacete: El regalo de Silvia (estrenado en diciembre
de 2018 en el Teatro Circo de Albacete) y el musical infantil El Guardafuentes, historia de un tritón (enero
de 2019).
Desde
marzo de 2018 coordina el club de lectura de literatura fantástica en la Casa
del Libro de Albacete.
En todo escritor(a) fluye una esencia invisible que hace visible en el corazón de sus lectores el amor por la lectura. ¿Cómo te definirías y cuál crees que es la esencia que deseas transmitir a tus lectores?
R. Me considero un escritor emocional, con inquietud exploradora, abierto a nuevos retos y registros narrativos. Entiendo la escritura como un oficio artístico en el que nunca se deja de aprender. Cada libro es como un viaje (y lo importante es disfrutar del camino). La guinda a mi trabajo literario es compartirlo. Respecto a las personas que me leen, intento despertar emociones, las mismas o parecidas a las que yo pueda sentir al crear una historia: conmover, hacer reír, inquietar, invitar a la reflexión, empatizar e identificarme con algún personaje… Cuando eso se consigue, es un pequeño milagro.
Te imaginas estar en un universo acompañado de todos los escritores del mundo. ¿Con qué escritores te gustaría entablar una amena conversación? ¿Por qué?
R. Si hablamos de los que ya no están, me encantaría conversar con Dostoievski y Tolstoi, por sus magníficos retratos del alma y la psicología humana. También con Lovecraft, maestro del terror cósmico. O Ana María Matute, otra grandísima escritora. En el ámbito hispanoamericano, sería una delicia charlar con tres autores a los que admiro humana y literariamente: Juan Carlos Onetti, Ernesto Sábato y Julio Cortázar. En relación al presente, cumplí el sueño de conocer en persona a José María Merino y Gonzalo Hidalgo Bayal, dos de mis autores predilectos. Pero, puestos a pedir, me haría mucha ilusión compartir conversación con Cristina Fernández Cubas, Luis Landero y Antonio Orejudo.
Una pregunta regular y corriente, de cajón por decirlo, en la literatura sería: ¿El escritor nace o se hace? Desde el punto de vista personal ¿Cuál sería tu opinión?
R. Creo que el escritor, fundamentalmente, se hace. Esto sucede con cualquier disciplina artística (música, pintura, danza, etc.). No es algo que se improvise ni se logre en unos meses. A veces se tiene una imagen idealizada o deformada de este oficio. Aprender a escribir bien requiere esfuerzo, trabajo, horas y horas de lectura, dedicación y constancia, pero indudablemente las cualidades innatas, el talento natural, la facilidad creadora, también influyen de manera decisiva. La diferencia entre lo bueno y lo genial radica precisamente en esos pequeños detalles.
Navegando en el mar de los recuerdos, podrías cerrar los ojos y retroceder en el tiempo para rememorar aquel primer contacto con la escritura. ¿Recuerdas cuál fue tu primer escrito: poema, relato u otra inspiración?
R. Recuerdo haber escrito un par de poemas con diez años (muy malos, por supuesto). De niño diseñé mis propios cómics imitando los tebeos españoles y las aventuras del universo Marvel (mis lecturas entusiastas por entonces).
Cuando publicas tu primera obra literaria es como estar presente en el parto de tu primera hija o de tu primer hijo. Es una sensación indescriptible. ¿Cuántos libros has publicado? ¿Qué destacarías de ellos?
R. He publicado hasta la fecha tres libros de relatos y cuatro novelas (la quinta saldrá en abril, ya falta poquito). Cada retoño literario alberga una parte de mí, emociones y descubrimientos, vivencias siempre memorables. Me esfuerzo en dar a cada obra su propia personalidad, su tono distintivo y su lenguaje. Para mí es esencial. Evito repetirme. Mis libros son, en ese sentido, muy variados. No me ciño a un género, me gusta explorar técnicas y registros narrativos diferentes. Seguramente esto es fruto de mi propia inquietud personal, también como lector.
En la actualidad las redes sociales son como el pan de cada día. ¿Cuál es tu opinión acerca del papel del escritor en este mundo digital?
R. Las redes sociales permiten hoy día llegar a personas de todo el mundo, descubrir obras interesantes, nuevos talentos, compartir pasión literaria, comunicarte directamente con lectores, etc. Sin embargo, a veces tengo la impresión de que en este mundo digital se da más importancia al continente que al contenido. Todo se enfoca a “tener éxito”, “estar visible”, tener muchos “me gusta”, muchos “seguidores”, “vender” y “venderte bien”, descuidando con frecuencia la propia esencia de la literatura: su calidad. Vivimos en una sociedad de la inmediatez, un mundo donde el bombardeo de estímulos está afectando a la atención y a la concentración, aspectos esenciales para leer y escribir. Personalmente, prefiero el trato humano y cercano.
Cuando eres niño, muchas veces, miras a tu madre y a tu padre, y dices: “De grande quiero ser como ella o como él”. En tu deseo de ser escritor(a) qué autores fueron la inspiración para que se materialice en ti ese efecto creativo.
R. Hay dos autores que me marcaron profundamente (cada uno en su vertiente, fantástica y realista): Howard Phillips Lovecraft y Miguel Delibes.
En cada escritor(a) la musa creativa depende del lugar, el tiempo o estado de ánimo. ¿Cuál es tu sitio o momento preferido para crear? ¿Tienes alguna manía a la hora de escribir o leer?
R. Suelo escribir en mi estudio, a veces en bibliotecas. Siempre prefiero las primeras horas del día. No sé si es una manía, pero, desde que era adolescente, leo o escribo con música. Busco la más adecuada o inspiradora para el libro que lleve entre manos. Me encanta esa mezcla de artes.
Para escribir hay que amar la lectura o por lo menos considerarla parte de uno, todo esto es un síntoma de enriquecimiento a la hora de crear. ¿En tus tiempos libres lees algún libro? ¿Recomendarías alguno que hayas leído?
R. Leer es vital para fertilizar y desarrollar la imaginación. Para mí es una necesidad, un alimento del espíritu, un ejercicio placentero y enriquecedor. No concibo una persona que escriba y que no sea, primero y ante todo, lector. Por eso intento leer a diario, dedicar tiempo a mi pasión y vocación. Prefiero recomendar en función de los gustos de quien me pregunte. A título personal, aconsejaría dos libros: Las noches lúgubres, de Alfonso Sastre y Paradoja del interventor, de Gonzalo Hidalgo Bayal.
En el pensamiento de cada lector, a veces le gustaría ser algún personaje: héroe, villano… ¿Qué personaje, de las obras que leíste, te gustaría ser o conocer? ¿Por qué?
R. Me encantaría viajar a través del tiempo como Sindulfo García en el Anacronópete o El viajero de La máquina del tiempo. También me gustaría vivir las aventuras de Solomon Kane. Otro personaje que me seduce especialmente es Melmoth el errabundo.
Y por último. Entre gustos y colores ¿Por qué género literario te decantas: narrativo, lírico o dramático?
R. Narrativo. Me considero narrador. Escribo cuento y novela, algún artículo en revistas digitales. El género lírico me parece el más difícil con diferencia (lo más cerca que he estado de éste ha sido a través del haiku, pero sólo soy un aprendiz). En el dramático sí que he hecho incursiones. Este género posee unas claves muy distintas al narrativo, pero es apasionante. Tengo la suerte de colaborar con profesionales del teatro desde 2016 (en la sala independiente EA Teatro de Albacete) y aprender cada día de su experiencia y buen hacer.
LIBROS:
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