JUAN MARCOS TRIPOLONE

"La creatividad está en todos, pero se debe cultivar un buen método para canalizarla y exteriorizarla en un proyecto artístico"

Juan Marcos Tripolone escribe artículos sobre economía e innovación y cuentos y poemas de amor, humor y horror. Fue elegido finalista en el Concurso internacional de ensayo “Pensando el siglo XXI”.

Fue autor del suplemento tecnológico “Menú” de Diario de Cuyo y columnista en Cinco Ruedas, Diario Clave y Diario de Rawson. Participó como coautor en 13 papers científicos. Integró diversos conjuntos musicales como baterista, guitarrista y vocalista (Condenados, Viejo Smoking, Julid), y fue actor de comedia musical de la Academia Stars Artística Integrada. Actuó en varias películas en Chile y Argentina.

Es cantautor, y ha publicado dos discos, “Eclecticismo Conjetural” y “Disco Insanity!” con sus composiciones. Es profesor de las cátedras Formulación y Evaluación de Proyectos de Inversión y Política de Negocios en la Universidad de Congreso. Ha escrito una treintena de cuentos, poemas y ensayos, algunos de los cuales publicó en su libro “El museo de vocablos”. Conduce el programa radial “El Aprendiz de Sabio” sobre pensamiento e ideas. Ilustra al óleo sus trabajos. Es humorista youtuber, y publica sus videos de humor en su canal de YouTube “Super Camarón”.

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En todo escritor(a) fluye una esencia invisible que hace visible en el corazón de sus lectores el amor por la lectura. ¿Cómo te definirías y cuál crees que es la esencia que deseas transmitir a tus lectores?

R. Soy bastante visceral en este respecto. Normalmente cuando tengo en mi mente algún pensamiento o reflexión, cuando estoy analizando un tema complejo, cuando estoy digiriendo alguna emoción o sentimiento fuerte, o bien he tenido un sueño profundo y extraño, necesito exteriorizarlo a través de algún poema o cuento. El estilo que escojo, depende de si lo que quiero es transmitir una reflexión o narrar una historia. El recurso de la prosa poética con estilo libre, me permite navegar fluidamente entre la musicalidad de las palabras, encontrando las adecuadas para construir un objeto y transmitir una idea.

Te imaginas estar en un universo acompañado de todos los escritores del mundo. ¿Con qué escritores te gustaría entablar una amena conversación? ¿Por qué?

R. Escogería a Borges por lo metafísico, y por su perfecta intelección del infinito. Me perdería con él en el inextricable laberinto de la mente. Allí adentro de los senderos más oscuros y recónditos, sin dudas me toparía con Poe, quien me enseñaría sobre entelequias y fantasmagorías que gobiernan nuestros márgenes mentales desconocidos. Siguiendo a estas figuras fantasmáticas, dejándome llevar por ellas entre las aristas del laberinto, sé bien que llegaría a cruzarme con Dostoievski, y éste me manifestaría a la perfección cómo todos esos demonios influyen directamente en nuestra psique, a menudo de manera inesperada, y nos llevan a reaccionar de una u otra forma, a veces siniestra, frente a situaciones inesperadas.

Una pregunta regular y corriente, de cajón por decirlo, en la literatura sería: ¿El escritor nace o se hace? Desde el punto de vista personal ¿Cuál sería tu opinión?

R. La creatividad está en todos, pero se debe cultivar un buen método para canalizarla y exteriorizarla en un proyecto artístico. No obstante, no todos manifestamos la creatividad de igual manera. Algunas mentes tienen mayor facilidad y fluidez entre las notas musicales, o las ecuaciones matemáticas, o los materiales, o las leyes. Las palabras son las epístemes fundamentales para construir un universo literario, y algunas personas tienen preferencia y facilidad por estas, y otras por otros elementos. Es por ello que no todos tienen la vocación de escribir, pero sí todos podemos crear, aunque quizá valiéndonos de otras materias primas, y otras inteligencias.

Navegando en el mar de los recuerdos, podrías cerrar los ojos y retroceder en el tiempo para rememorar aquel primer contacto con la escritura. ¿Recuerdas cuál fue tu primer escrito: poema, relato u otra inspiración?

R. Lo primero que escribí fue una canción, porque me inicié en la música. Por aquellos días se me daba la poesía, la rima. Componía pequeños versos románticos, y a algunos de ellos los musicalicé. Fue en mi adolescencia, quizá a los 16 años.

Cuando publicas tu primera obra literaria es como estar presente en el parto de tu primera hija o de tu primer hijo. Es una sensación indescriptible. ¿Cuántos libros has publicado? ¿Qué destacarías de ellos?

R. He publicado uno (El museo de vocablos, antología de cuentos), y tengo tres pendientes de publicación (un poemario, un ensayo y uno de relatos). Mi primer libro salió de mis cenizas, de una crisis vocacional y depresión. Escribí todos los cuentos que tenía en la mente, cuando hice un parate laboral en un cisma de mi vida, y mi mente no paraba, y no tenía otra escapatoria que no fuera a través de la pluma y la palabra. Puedo decir que fue un parto con dolor. Lo que este libro tiene de interesante, es la manera de retratar todos estos demonios de la personalidad que mencioné anteriormente y que siempre me han fascinado, pero ilustrándolos de un modo sistémico, apelando a la ficción para representar (a menudo a través del terror), dramas existenciales muy frecuentes.

En la actualidad las redes sociales son como el pan de cada día. ¿Cuál es tu opinión acerca del papel del escritor en este mundo digital?

R. Un escritor debería estar presente en las redes sociales para crear comunidad alrededor de lectores y otros escritores, fomentando y estimulando el hábito de la lectura, la sociabilidad a través de las letras, y la creatividad por medio de la escritura.

Cuando eres niño, muchas veces, miras a tu madre y a tu padre, y dices: “De grande quiero ser como ella o como él”. En tu deseo de ser escritor(a) qué autores fueron la inspiración para que se materialice en ti ese efecto creativo.

R. Cortázar, Borges, Bioy Casares, Poe, Dostoievski, Kafka, Dolina, Wilde, Unamuno.

En cada escritor(a) la musa creativa depende del lugar, el tiempo o estado de ánimo. ¿Cuál es tu sitio o momento preferido para crear? ¿Tienes alguna manía a la hora de escribir o leer?

R. Mi escritorio, normalmente a la noche, de madrugada. O bien, en caminatas solitarias, en las que me detengo intempestivamente si me sobreviene alguna idea y la anoto. Mi manía es la constante relectura de mis propios escritos.

Para escribir hay que amar la lectura o por lo menos considerarla parte de uno, todo esto es un síntoma de enriquecimiento a la hora de crear. ¿En tus tiempos libres lees algún libro? ¿Recomendarías alguno que hayas leído?

R. Leo todo el tiempo, a toda hora, y todo lo que pueda. Recomiendo, de Dostoievski, Los demonios, Crimen y castigo y Los hermanos Karamazov; de Kafka, El castillo; de Borges, El jardín de los senderos que se bifurcan, Ficciones y El Aleph; y de Cortázar, Bestiario e Historias de cronopios y de famas.

En el pensamiento de cada lector, a veces le gustaría ser algún personaje: héroe, villano… ¿Qué personaje, de las obras que leíste, te gustaría ser o conocer? ¿Por qué?

R. Me gustaría ser el soñador en Ruinas Circulares de Borges. Porque así podría (debería) soñar a un ser, e imponerlo en la realidad. Engendrar un “hijo” a través del sueño. El sueño es una parte importante de mi vida.

Y por último. Entre gustos y colores ¿Por qué género literario te decantas: narrativo, lírico o dramático?

R. Narrativo… casi no puedo salir (huir) de él.

LIBRO:

Incluye relatos de ficción que exploran el terror, la metafísica, la filosofía, los dramas existenciales y el amor.

El primer cuento es el que le da nombre a la obra completa. Narra, precisamente, acerca de la muerte y el renacer. Pero el centro de éste renacer es el lenguaje, teniendo a las palabras como los principales agentes de cambio en la vida de cada cual.

Crónicas en autobús, el segundo relato, se concentra en la circularidad de la vida. En esa calesita del destino nos encontramos con distintos personajes en los cuales se hará foco en el resto de los relatos.

Los progenitores, los ancestros, los abuelos, los hijos no buscados, los hijos no reconocidos y los parientes no incluidos aparecerán para acusar existencia, aunque casi siempre de modo terrorífico.