Agustín
Rodríguez, ganador del Premio Algaba por su obra «Antonio Barceló: mucho más
que un corsario»
El historiador y colaborador del blog de ABC «Espejo de
navegantes» ha sido galardonado con el XIV Premio Algaba con un libro que será
publicado por la editorial Edaf.
Antonio Barceló - Wikimedia
Un tosco mallorquín con una gran cicatriz en la tez,
modales propios de un rudo pescador, y que apenas sabía escribir. Así era Antonio Barceló y Pont de la Terra , más conocido
por ser el terror de los piratas berberiscos ,
argelinos y, en general, de todo aquel bandolero de los mares que tuviese la
mala fortuna de cruzarse en su camino. Marino civil en sus orígenes, este
capitán español sorprendió al mismísimo Carlos III con
sus habilidades militares, las cuales le auparon hasta los puestos más altos de
la Real Armada de nuestro país .
Un cuerpo en el que no era precisamente habitual que un navegantes de orígenes
tan humildes luciera las medallas propias de un oficial.
Hasta
ahora, a Barceló le había pasado lo que a tantos otros ilustres marinos como Churruca o Escaño : había quedado sepultado entre las
páginas de la historia naval rojigualda. Sin embargo, el final del verano de
este 2016 no solo ha traído consigo la vuelta de las lluvias, sino también el
regreso de este corsario hispano a las páginas de los diarios.
Y todo ello, gracias al
historiador Agustín
Rodríguez González (colaborador
también del blog «Espejo de navegantes » de ABC), quien ha
resultado ganador del XIV Premio
Algaba 2016 de
Biografía, Autobiografía, Memorias e Investigaciones Históricas con su obra «Antonio
Barceló: mucho más que un corsario ».
El libro, que será publicado
por la editorial Edaf ,
ha obtenido un premio dotado con 15.000 euros y que es convocado cada año por
Ámbito Cultural de El Corte Inglés. Para el escritor Ramón Pernas, presidente
del jurado, la obra supone una «brillante recuperación de la memoria
de Antonio Barceló , un gran actor secundario de la Historia
Naval de España, contada con pasión».
Por su parte, Juan Ignacio
García Garzón (escritor, periodista y otro de los encargados de tomar la
decisión) el texto es «un atractivo perfil de uno de esos personajes que
han contribuido a cimentar el edificio de nuestra Historia y permanecen en un discreto segundo plano ;
un gran marino de orígenes humildes que fue uno de los mejores corsarios al
servicio del Rey de España».
El corsario
al que temían todos los piratas
Barceló vino a este mundo en el
pueblo de Galilea ,
en Mallorca, cuando el calendario marcaba el 31 de
diciembre de 1716 (aunque
la fecha varía atendiendo a las fuentes). De familia marinera, se embarcó desde
joven con su padre (Onofre Barceló y Francina Pont de la Terra) y aprendió todo
lo que un buen navegante debía saber surcando las olas en innumerables
trayectos entre la isla y la Península.
Más por necesidad que por gusto
(aunque el interés por lo marinero siempre corrió por sus venas) terminó
demostrando que andaba sobrado de entrepierna en lo que se refiere a combatir
contra los infames e «infieles»piratas berberiscos , tunecinos y argelinos
que trataban de apresar por las bravas su buque. Fue por ello por lo que no
tardó en ser reconocido por Real Orden como patrón de
uno de los jabeques de correo en
los que habitualmente navegaba.
Combate
de Barceló contra un pirata-
Wikimedia
A partir de ese punto, su
carrera fue meteórica y favorecida por Carlos III, quien le nombró en 1738 alférez de fragata con tan solo 21 años. Lo cierto
es que hacía constantemente méritos para ello. Así lo demostró por ejemplo en
agosto de 1741. Y es que, fue entonces cuando (según afirma Juan Antonio Gómez Vizcaíno en un dossier sobre este
personaje publicado en la Revista de Historia Naval de 2007 ) salvó al
buque del teniente Manuel Bustillos (del Regimiento de Dragones de Orán) de
caer en manos enemigas.
El hecho no hubiera tenido más
relevancia de no ser porque nuestro héroeatacó en inferioridad numérica ...
y porque el militar le dio las gracias por salvarle a él y a su amada (una
monja que se había fugado del convento y con la que pretendía casarse).
Más allá de anécdotas
(curiosas, eso sí) su época más gloriosa la vivió en1769 , cuando logró
hacer prisionero al famoso corsario Selim (famoso en los mares por su
barbarie) junto a 1.600 de sus hombres. Ese mismo año fue ascendido a capitán de navío y se reunió con el mismísimo
Carlos III, quien estaba por entonces ansioso de conocerle. En 1775 mandó un
convoy durante la expedición de castigo a Argel realizada por España contra los
piratas. A pesar de que esta misión acabó en desastre, Barceló demostró
nuevamente su valía defendiendo con el fuego de los cañones de su buque a las
tropas españolas. Un acto que permitió
reembarcar a cientos de soldados salvándoles la vida.
Asedio a Gibraltar - Wikimedia
Su carrera siguió en alza en
los siguientes años. «Declarada la guerra a Inglaterra y decidido el bloqueo
por tierra y mar de Gibraltar fue ascendido a jefe de escuadra en 24 de agosto de 1779 y pasó a
ostentar el mando de las fuerzas navales del bloqueo, constituidas por tres
divisiones», explica Gómez.
Posteriormente
dirigió dos expediciones más a Argel y una más aAlgeciras .
«En el ano 1790 pasó Barceló a Algeciras mandando nuevamente las fuerzas de mar
y tierra que bloqueaban Gibraltar, pero las envidias y acusaciones que
excitaron la pasión de sus enemigos, le hicieron retirarse a Mallorca donde le
sorprendió la muerte un 30 de enero de 1797», añade el experto. Al final,
después de una vida de vela para arriba y arcabuz para abajo, no es extraño que
se hiciera famosa la coplilla siguiente: «Si el Rey de España tuviese/ cuatro
como Barceló/ Gibraltar fuera de España/ que de los ingleses, no».
Obra y autor
En
su nueva obra, el historiador explica pormonorizadamente la vida de este
corsario y, posteriormente, oficial español. Un hombre que demostró que los
infames piratas ingleses como Francis Drake no
fueron los únicos en causar estragos entre sus enemigos. Y lo hizo siendo un
gran estratega, un genio naval (no en vano fue uno de los diseñadores de las
famosas lanchas cañoneras que trajeron de cabeza a los
británicos) y un
excelente capitán de jabeques . Así pues, y a fin de cuentas, se
podría decir que Barceló fue uno de los últimos navegantes que logró alcanzar
los mayores rangos de la Armada española por la fuerza de los hechos (y sin
haber contado con una
fina educación marítima o un conocido apellido en el que
sostenerse ).
Agustín
Rodríguez González, por su parte, es Doctor en Historia por la Universidad
Complutense y académico de la Real Academia de la Historia. A día de hoy cuenta
en su currículum con más de una treintena de libros escritos (algunos como «Isaac
Peral, historia de una frustración », «Lepanto, la batalla que salvó a Europa »
o «Trafalgar
y el conflicto naval angloespañol del siglo XVIII »), además de
cientos de colaboraciones en revistas, blogs y medios especializados en
historia naval. A su vez, participa asiduamente en el blog de ABC «Espejo de
Navegantes» (coordinado por Jesús Calero) y ha obtenido una infinidad de
premios como la Cruz del Mérito Naval con distintivo blanco. Es Consejero
colaborador del Órgano de Historia y Cultura Naval de la Armada Española.
FUENTE: ABC
LOS CAZADORES DE CONCURSOS LITERARIOS XXXIV (JULIO 2016) Publicado el concurso, el domingo 19 de junio del 2016 en el
Blog.
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