José Luis Pardo gana el Anagrama de ensayo con una disección del “estado
del malestar”
El mexicano Luciano Concheira, finalista con un análisis sobre el impacto de la aceleración en la vida cotidiana
Jose Luis Pardo, ganador del Premio Anagrama de ensayo. CARLES RIBAS
Yendo
bien las cosas, la crisis económica, despojando a los ciudadanos de un notable
bienestar material, los ha sumido solo en la miseria, una miseria moral
cuando el estado del bienestar jurídico ha aguantado. Pero, en general, a esa
pobreza más o menos digna se ha añadido también el deterioro de lo
institucional, una pobreza política que suma a la miseria física la moral. Eso
es lo que el filósofo madrileño José Luis Pardo llama el
actual “estado del malestar” y que es el lacerante eje de su libro Estudios del malestar.
Políticas de la autenticidad en las sociedades contemporáneas, con el que ha ganado el 44 premio Anagrama de ensayo,
dotado con 8.000 euros. El retrato de estos convulsos tiempos no sería completo
sin el análisis del otro gran rasgo que marca hoy la vida cotidiana, la
aceleración, también física y moral. Y eso es lo que disecciona el filósofo
mexicano Luciano Concheiro (Ciudad de México, 1992) enContra el tiempo. Filosofía
práctica del instante, con la que ha quedado finalista. Ambos libros se
publicarán en noviembre
Atento siempre al
trasunto filosófico de la vida cotidiana, lo que explica que imparta una
asignatura como Corrientes actuales de la
filosofía en la
Universidad Complutense, Pardo (Madrid 1954) cree que esa doble pobreza,
material y política, que ha nacido con la última crisis económica puede acabar
dinamitando el famoso contrato social rousseauniano, que garantizaba al
individuo ese Estado de Derecho que asegura las libertades para la convivencia.
El libro se plantea como una argumentada advertencia de quien ya fue Premio
Nacional de Ensayo en 2005 por La regla del juego ante el malestar que se vive hoy en
buena parte de las sociedades occidentales y lo que les aguarda de seguirse en
esta situación.
“El malestar es ese estado en el que hay un
rencor social, donde pensamos que estamos rodeados por una pandilla de ladrones
que nos quieren quitar lo que es nuestro, donde buscamos enemigos donde sea,
llámense polacos inmigrantes que nos quitan el trabajo o Fondo Monetario
Internacional”, alerta Pardo, que lamenta que esa incomodidad social sea un
negocio político: “Sólo se escucha quién lo va a capitalizar, no quién lo va a
arreglar”, resume.
No es la primera vez
que Pardo reflexiona sobre este malestar, del que ya alertó en 2007, cuando
nadie hablaba de ello, en su Esto no es música. Introducción
al malestar en la cultura de masas. "La crisis económica lo ha
hecho aflorar pero en los años 90 ya había un discursos que hizo de antesala:
el de que se había de acabar con el Estado del Bienestar en función de una
sociedad mejor construida desde la postmodernidad y la globalización; fue esa
corriente la que se ha cargado, por ejemplo, la universidad, destruyendo casi
toda su intelectualidad en ella… Y encima querían que los pensadores lo
defendiéramos, que fuéramos al infierno cantando”.
Activo siempre,
introduciendo la filosofía y sus principales espadachines (Aristóteles, Platón,
Kant, Benjamin...) en el debate de la rabiosa actualidad (desde el desastre de
Germanwings a las decapitaciones del ISIS), no duda en abordar la corrupción,
como en el libro estudia desde la revolución iraní al 11-M: “Es un discurso
altamente demagógico el de la corrupción, pero no deja de ser un problema
social que tenemos al nuestro lado mismo, con ese vecino que deja la bolsa de
basura en plena calle y no en el contenedor: la moralidad pública en España es
baja y eso se refleja en la esfera política; si no se aumenta el estándar de
moralidad en la propia sociedad, esa moralidad no puede subir hasta el Estado”.
Estudios del malestar apunta a un nuevo toque de alerta de
este reconocido filósofo, colaborador habitual de EL PAIS y fino analista de la
sociedad actual, como ha demostrado en sus más de una veintena de títulos,
trayectoria ensayística que empezó precisamente en Anagrama, donde publicó su
primer libro, Transversales (1977). Especialista en la obra de
Gilles Deleuze y traductor también de pensadores como Guy Debord o Giorgio
Agamben, Pardo va construyendo un friso filosófico sobre el presente que
refleja en títulos comoNunca fue tan hermosa la basura o Estética de lo peor.
Con esa perspectiva,
no cree que la situación de colapso moral actual sea comparable con la que fue
la antesala de la Primera Guerra Mundial, si bien sí hay una coincidencia de
fracaso en la transmisión de unos valores. “La herencia de la generación anterior
no sirvió a la de los europeos que fueron al campo de batalla: lo que allí
vieron e hicieron les dejó mudos: fueron con carros a la escuela y volvieron de
un conflicto subidos en los primeros tanques; la experiencia anterior no les
servía para explicarse esa hecatombe; hoy, la generación que construyó la
hazaña del bienestar jurídico y político no ha podido tampoco traspasar esa
herencia, y ese bienestar muta en malestar; es una experiencia obsoleta que no
sirve para los estándares del mundo actual”.
En esa línea entiende
Pardo la polémica sobre el legado de la llamada Cultura de la Transición. “Es
cierto que tiene un punto de mito pegajoso, sentimentaloide,
pero la generación de la postguerra sí supo y pudo transmitir a la que forjó la
Transición que bajo ningún concepto se podía repetir la experiencia de la
guerra; y estos últimos han tenido más dificultades para traspasar esa
filosofía del Estado del Bienestar; en los años 90 se abrió una brecha en el
viejo consenso de 1978 y ahora tenemos quienes quieren intentar cerrarla y
reconstruir el contrato social y lo que desean abrir al máximo esa brecha para
que todo sea una cosa totalmente diferente ”.
En su estudio, Pardo
asegura que ha detectado “cierta nostalgia de las vías directas, esa tentación
de alcanzar el poder eludiendo los procesos democráticos”, lo que ejemplifica
en el resurgir de pensadores como Carl Schmitt (“un filósofo de la guerra y de
la política entendida como continuación de la guerra”), o de Ernesto Laclau,
unos de los padres del populismo (“una especie de gran asesor de viejos
partidos desgastados para que puedan volver a tener clientela”). Tampoco se
escapa a su mirada el arte y sus vanguardias: “Se ha abolido la diferencia
entre arte y vida; estamos en aquello de Walter Benjamin de la politización del
arte o la estetización de la política; no sé cuál es peor:
uno lo justificó el estalinismo; lo otro es un llamamiento a lo emotivo, que es
la esencia de la demagogia”.
La sensación de que el
estado del malestar descrito por Pardo es aún más delirante lo provoca una
aceleración de los tiempos como no se había visto antes en la historia de la
humanidad. Esa es la tesis del trabajo de Concheiro, finalista de entre las 139
obras que este año se presentaron al premio Anagrama de ensayo, 31 más que el
año pasado. Profesor también de Filosofía, en este caso en la Universidad
Nacional Autónoma de México, el asimismo traductor de Slavoj Zizek no deja
resquicios por donde rastrear los males que crea esa la aceleración. Así, el
jovencísimo pensador disecciona desde su dimensión económica (la obsolescencia
programada, el consumo frenético orquestado por las grandes compañías) a la
política (decisiones rápidas frente a deliberación; destrucción del
contrincante en vez de debate ideológico…), pasando por la social (consumo de
tranquilizantes, volatilidad de las relaciones, precariedad laboral…). Ante la
constatación de que la prisa está despojando el sentido a la vida, Concheiro
propone una resistencia tangencial, una filosofía de la desaceleración, de gozar
del instante, que basa en las enseñanzas de pensadores y artistas como Gaston
Bachelard, Duchamp o Gabriel Orozco. Todo por frenar el (acelerado) estado del
malestar que denuncia Pardo.
CUATRO TÍTULOS PARA UNA
TRAYECTORIA
De entre la veintena de sus obras de Pardo destacan:
Transversales (1977). Su primer título, con 23 años. Publicado en Anagrama.
La regla del juego (2004).
Sistematización de su pensamiento. Premio Nacional de Ensayo 2005.
Esto no es música (2007). Debut en el
asunto del malestar, cuando nadie sabía (ni quería) oír hablar de ello.
Nunca fue tan hermosa la basura(2010). Recopilación de artículos y ensayos. Alerta de la sustitución de
la ética por la estética.
FUENTE:
LOS CAZADORES DE CONCURSOS LITERARIOS VII (MAYO 2016) Publicado el concurso, el lunes 29 de febrero del 2016 en el
Blog.
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