Muere Henning Mankell, el patriarca de la novela negra
El escritor sueco se había despedido de sus
lectores con unas memorias en la que explicaba la conmoción que sufrió al saber
que tenía cáncer
El escritor sueco de novela negra Henning Mankell.
El escritor Henning Mankell, maestro de la novela negra, uno de
los autores más leídos de Europa, ha muerto a los 67 años en Goteborg (Suecia),
víctima del cáncer. Creador del personaje de inspector Wallander, Mankell,
entregó a la imprenta obras como obras como ‘La falsa pista’, ‘Asesinos sin
rostro’ o ‘La quinta mujer’.
Mankell hizo un retrató crítico de la
sociedad de su tiempo y de su país, Suecia. En sus obras aborda asuntos como la
inmigración, la violencia contra las mujeres o el resentimiento que anida en
las sociedades del norte de Europa, donde se esconden odios larvados y el
Estado del bienestar oculta un malestar enquistado.
En 1990, cuando regresó a Suecia después de
una prolongada estancia en África, descubrió asombrado que en su país el
racismo había crecido de forma exponencial. Como consideraba que el odio racial
era un crimen, decidió que necesitaría dar vida a un investigador que fuera
policía. Buscó en la guía telefónica el primer nombre que encontró (Kurt) y lo
complementó con un apellido que sonara bien. Así nació su detective, Kurt
Wallander, al que siguen legiones de lectores en todo el mundo.
No pensaba seguir escribiendo novelas con
Wallander como protagonista, pero ‘Asesinos sin rostro’ tuvo tanto éxito que
Menkell decidió explotó el filón. En entregas posteriores incrustó al detective
en diversas intrigas internacionales, en los que emergían los problemas
políticos y sociales de la época (la caída del comunismo, la persistencia del
‘apartheid’, el tráfico de órganos).
Durante muchos años Mankell fue un perfecto
vagabundo, viajó por África, América Latina y Oriente Medio, escribió para el
teatro, la televisión y el cine y se casó con Eva Bergman, la hija de cineasta
Ingmar Bergman.
El prosista tenía un talento innato para un
gran crear atmósferas y personajes inolvidables. El mejor de todos ellos es
Kurt Wallander, un inspector gruñón, dotado de un olfato especial para detectar
los secretos de los criminales.
Mankell era mucho más que un autor de
‘bestsellers’ internacionales. También era un prosista especialmente dotado
para abordar historias íntimas (lo que hace en ‘Profundidades’ o Zapatos
italianos’) y para componer retablos sociales o sagas femeninas. Como hombre
que no ha abjurado de los ideales del Mayo del 68, le repugnaban la injusticia
y la crueldad.
El autor de ‘El chino’ pasaba la mitad del
año en África (“tengo un pie en la nieve y otro en la arena”, solía decir), y
dirigía en Maputo (Mozambique), el Teatro Nacional Avenida. Montó una editorial
con la que se dedicaba a descubrir autores del Tercer Mundo. Participó además
en la escuadrilla que quiso romper el bloqueo al pueblo palestino.
El patriarca de la novela negra escandinava
vendió unos 40 millones de ejemplares en todo el mundo y fue traducido a una
veintena de lenguas. Según su editorial sueca, Leonhart, que gestó el propio
Mankell con Dan Israel, anunció que el escritor murió durante la noche. Le
sobreviven su esposa, Eva Bergman, y su hijo, Jon. "La solidaridad con
aquellos que necesitaban ayuda recorre toda su obra y marcó sus acciones hasta
el final de sus días", dice una nota de la editorial.
El narrador ya se había despedido a su manera
de sus fieles cuando publicó ‘Arenas movedizas’, su último libro en que
describe su vida y cómo recibe el fatal diagnóstico de su enfermedad. “De
repente fue como si la vida se estrechara. Aquella mañana, recién estrenado el
año 2014, cuando me dieron el diagnóstico de cáncer, fue como si la vida se encogiera.
Escaseaban las ideas, una especie de paisaje desértico se me extendía por
dentro, en la cabeza”.
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