Adiós a Derek Walcott, un príncipe de las letras caribeñas
Falleció este viernes a los 87 años de edad el
escritor santaluceño Derek Walcott, Premio Nobel de Literatura
A los 87 años de edad falleció este
viernes el escritor santaluceño Derek Walcott. Ninguno de los obituarios
puestos a circular inmediatamente por las agencias de prensa omitió,
obviamente, el aval que mereció en 1992, el Premio Nobel de Literatura. Pero
más allá de la jerarquía de ese codiciado lauro, hay que entender entre
nosotros a Walcott como una de las más deslumbrantes y raigales criaturas de
nuestro Caribe.
Le dio la vuelta al mundo, pero nació
y murió en Santa Lucía. Inicialmente se hizo sentir como poeta, con el cuaderno 25 Poems, de 1948, y el
volumen de 1962,In a Green Night (En una noche verde),
Luego vinieron los poemarios Otra vida (1973), Uvas de mar (1976), El reino de la manzana estrellada (1979), El viajero afortunado (1981), Verano (1984), y El testamento de Arkansas (1987)
Su texto cumbre es el poema épico Omeros (1990). Comienza como la Ilíada, con
la rivalidad por el amor de una mujer, pero la historia no tiene lugar en la
Antigua Grecia, sino en una isla antillana, y la mujer no es una princesa sino
una sirvienta negra, deseada no por reyes sino por varios pescadores y por un
antiguo oficial británico fascinado por la isla.
De la poesía de Walcott se ha dicho
que sintetiza tres lenguas que provienen de culturas orgánicamente integradas:
el inglés, que es su lengua madre, enriquecido con dialectos venidos del África
negra, a lo que se añade el holandés, la lengua del poder o del conquistador.
Por tanto, su obra es el proceso de reconstrucción de todo un proceso
histórico, no sólo del lenguaje. También destacó como autor teatral.
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