sábado, 7 de mayo de 2016

ALBERTO FUGUET: 'Sudor'

Alberto Fuguet en Marte (o el mundillo literario)


El escritor chileno presenta 'Sudor', su última novela, una sátira del mundillo literario y de los egos de los autores consagrados de los tiempos del 'boom'.
  
  
 

El escritor Alberto Fuguet (Santiago de Chile, 1964).

Santiago de Chile, año 2013: Rafael Restrepo, uno de los más famosos escritores del boom latinoamericano, desde hace décadas estrella per se recibida con honores de jefe de Estado allá donde viaja (y viaja mucho), llega a la ciudad en el marco de una fastuosa gira internacional para promocionar su último lanzamiento, El aura de las cosas, una "novela histórica de aeropuerto con tufillo literario", en la línea de las que ha venido publicando desde no se sabe ya muy bien qué remoto año. Al autor le acompaña su hijo, que se las da de artista provocador, pero que es, casi exclusivamente, un niño mimado. Alf Garzón, editor, deberá velar por el bienestar de padre e hijo durante su estancia, apenas tres días: "Quizás preferiría borrarlos de mi recuerdo -recordará luego-. No sé. Tampoco fue tan malo. Lo que sí tengo claro es esto: son días narrables". 

Así empieza Sudor, la última novela de Alberto Fuguet, una despiadada sátira de la feria de vanidades que son los círculos literarios. El autor chileno, que admira la "actitud punk" de Roberto Bolaño, modifica o inventa algunos nombres, pero muchos vienen con todas sus letras, tal y como pueden leerlos en la prensa o en las librerías. En el centro, claro, un Rafael Restrepo el que pronto se advierten los rasgos del mexicano Carlos Fuentes. "Tótem. Tú usaste la expresión -le dice Fuguet al periodista-. Y estoy de acuerdo. Es curioso, hay artistas de quien uno nunca diría que son un tótem. A mí me parece que es un insulto. Yo estoy convencido de que Carlos Fuentes de joven se parecería a mí mismo o a cualquier otro escritor, pero en un determinado momento se convirtió en un alien". 

"Pero yo siento respeto o al menos agradecimiento hacia aquellos que te enseñan cómo no hay que ser. Que hay que tener cuidado con que tú seas más famoso que tus obras. O que tus declaraciones en la prensa se lean más que tus libros", añade Fuguet, que presentó ayer la novela en la Feria del Libro. "Pero yo no diría que Sudor es un ajuste de cuentas. Yo lo veo más como ir a Marte, como un antropólogo contemplando Marte. Nace de la rareza que me provoca el mundillo en el que me ha tocado vivir durante estos años. Para empezar, es eso, un mundillo, y a mí me gusta más el mundo". 

El libro, festivo y eléctrico, tiene un espíritu desmesurado y tragicómico, y junto con esa mirada a las ridiculeces y fatuidades de la escena literaria, ofrece también abundantes y explícitas inmersiones en la vida nocturna de Santiago y en las camas y los cuerpos tocándose y entregándose al sexo, el que busca vorazmente el editor-narrador, adicto a Grindr, la exitosa red social de contactos homosexuales. "El humor sobre todo me sirve para pasarlo bien. Pero el libro tiene que ver con el fin de una época, tiene algo de mortuorio y habla de cosas oscuras, como la soledad. Y la manera de atenuar todo eso era con humor", explica el autor, que hace 20 años se hizo cargo de una sonada antología, McOndo, que lo señaló como gran promesa -hoy cumplida- de la nueva narrativa latinoamericana, aquella que se revolvió contra la pesada losa del boom. 


"Yo fui un niño que se crió con el boom y lo admiro, hay obras que son importantes para mí. Así que en ese aspecto mi relación con el boom es buena. Dicho esto, en esa antología yo no escribí tanto contra García Márquez, como contra la idea de tener que escribir a la manera del realismo mágico. De Vargas Llosa soy superfan, aunque tenga algunas características que tiene Restrepo. Y de Donoso fui alumno, y él perteneció también al boom o al menos se empeñó mucho en ser parte de él. En cuanto a García Márquez, no ser admirador de él me dio una libertad inmensa y a la postre hasta me ayudó en mi carrera: muchos se enojaron conmigo, y yo encantado. En esta vida hay que ser un poco punk... García Márquez terminó pidiéndome un artículo para un homenaje que iban a darle, así que al final, fíjate, la de caminos que hay en el mundo, terminé bendecido por él. Lo que no soporto de ellos es esa cosa tan pedante que tenían de 'estamos todos escribiendo la gran novela latinoamericana y tú te haces cargo del capítulo chileno y tú del argentino y tú del colombiano...'. Oye, no. Mi libro es mío, responde a mis intereses y ni representa a Chile ni quiero que lo haga".





FUENTE:     Diario de Sevilla 




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