domingo, 29 de mayo de 2016

GANADOR DEL X PREMIO OROLA 2016 (España)

X Premio OROLA "FACER ESPAÑAS":
Ya tenemos a los ganadores



LAS TRES VIVENCIAS GANADORAS

El martes, 24 de mayo se falló el X Premio OROLA de VIVENCIAS, en los salones del restaurante Jai Alai de Madrid, donde se reunió el Jurado del Premio.
Resultaron ganadoras las siguientes vivencias:

Primer Premio de 5.000 euros a la Vivencia titulada UN CAMINO SECO ABIERTO EN EL MAR, escrita por Róger Lázaro Ynca, de Trujillo, Perú.
Un bello poema que exalta la maravilla de ese "camino seco abierto en el mar", nuestra lengua castellana que se convierte en una vía de encuentro entre dos mundos, dos culturas,  "faciendo Españas y faciendo las Américas".

Segundo Premio de 2.000 euros a la Vivencia titulada MECÁNICO DE UN BARCO PETROLERO, cuyo autor es Jesús Cotta Lobato, de Sevilla.
Una versión de un nuevo Quijote español, solo y desengañado, que repite versos de San Juan de la Cruz en la oscuridad de la sala de máquinas de un barco petrolero. Bellísimo contraste de lo sublime con las negras entrañas del último rincón del mundo.

Tercer Premio de 1.000 euros a la Vivencia titulada JUNIO DE 1492, JUNIO DE 2015,  de Rames Jesús Jandali Feu , de Cabanillas de la Sierra, Madrid.
Una melancólica y poética aproximación a la historia de España y las tres culturas, con tono pesimista, al no haber sido posible la convivencia, que ni siquiera hoy parece posible. Solo ansía superar el pasado hablando con su hija Sofía.



Primer Premio

Un camino seco abierto en el mar

Tal vez Cervantes quiso que fuera así.
Y yo lo soñé una de esas noches borrascosas.

Soñé que don Quijote leía una Biblia junto al mar.
Y de pronto las aguas del mar se dividieron
y dejaron un camino seco en el centro
igual a la historia sagrada que sucedió en el mar Rojo.
Pero esta vez no cruzaron israelitas
huyendo de los egipcios.
Esta vez don Quijote se apresuró a cruzar
porque vio que en la otra orilla lejana
hombres y mujeres lo esperaban.

Don Quijote fue aclamado por las multitudes
cuando llegó al otro extremo.
La literatura convertida en Dulcinea
fue la mujer que le dio el beso de bienvenida.
Y entonces el amor hizo el milagro:
El camino seco abierto en el mar
se quedó así para siempre.
Y todos festejaron ese grandioso acontecimiento.

Y desde ese día los poetas y los escritores
iban y venían por ese camino seco abierto en el mar.
Se reconocían, se saludaban, se abrazaban.
Y también los poetas y los escritores muertos iban y venían.

Y de pronto don Quijote y doña Dulcinea exclamaron:
«Facer Españas». «Facer Hispanoaméricas».
Cuando vieron que de un lado venían Machado, Lorca y Unamuno
y Martí, Vallejo y Darío del otro lado.
El encuentro de tales personajes hizo otro milagro:
Por todos los lugares del mundo
los hombres y las mujeres vieron
un camino seco abierto en el mar.

¡Aquí y allá,
a los poetas y escritores
siempre les estaba esperando
un camino seco abierto en el mar!

Desperté feliz por eso.
Yo había escrito un poema la noche anterior.
Y el poema apenas me vio abrir los ojos
empezó a despedirse de mí.
«Me voy», me dijo,
afuera me espera un camino seco abierto en el mar.

Y era verdad. Abrí la puerta.
Y afuera estaba el camino seco abierto en el mar.
No podía creerlo. En la acera de mi casa en el Perú
había un camino seco abierto en el mar.

Emocionado
me puse a escribir este poema.


Róger Lázaro Ynca


Segundo Premio

Mecánico de un barco petrolero

En el Dimna, un barco petrolero que bordea las costas de África, se habla inglés, portugués, griego y árabe. Solo Arturo habla español, pero no tiene con quién desde que se embarcó en él para olvidar a España y, en ella, un amor.
Siempre anda en las entrañas del Dimna, con su mono sucio de grasa. Émbolos, poleas, tuercas, cadenas y motores ensordecedores lo cercan en la oscuridad. Y cuando dolor, suciedad y locura pesan sobre él más que todo el Dimna en sus anchas espaldas, se arrodilla y grita hasta la afonía los versos del único libro que encontró en el barco, en la maleta del difunto capitán, que lo sacuden y purifican en español y le ponen pájaros en los hombros y ríos en los ojos.
«Nuestro lecho florido,
de cuevas de leones enlazado…».

Él arregla todas las máquinas del barco, pero a él solo lo arreglan esos versos. Puede fallarle todo, pero no ellos, fluviales, labrados en el mismo idioma con que su madre lo acunaba. Solo ellos lo levantan del suelo y le cincelan el corazón en el yunque de un ángel majestuoso y lo encienden de amor y luz cuando el alma se le pone negra como el carbón que lo ensucia. Ni la fealdad y la oscuridad de todos los Dimnas del mundo pueden con esa «llama de amor viva», esa «cristalina fuente», «las ínsulas extrañas». Los motores son alemanes, pero qué bien se saben ya esos versos escritos en la lengua materna de Arturo para siempre, porque él los grita a pleno pulmón mucho más alto que ellos:
«¡Oh bosques y espesuras,
plantadas por la mano del Amado!...».

Y ellos lo salvan de la locura, la desesperación, la grasa, el carbón, el estruendo. Y la tripulación se ríe. No ve su catedral de versos transparentes. «Ya está aquí el loco», dicen.
Pero tan solo a él, cuando atardece, le regalan sus saltos los delfines, porque nada es más puro que sus ojos.

Jesús Cotta Lobato



Tercer Premio

Junio de 1492,  junio de 2015


 Junio de 1492.
A mi gran amigo Alonso Salvatierra, experto en lenguas y geógrafo, del que me despido:
Yo, Ibn Al-Arif, alfaquí, poeta y maestro de traductores árabes de la Universidad de la Taifa de Córdoba, junto con mi amigo el judío Yehuda Ha Levi, sabio en los campos de la filosofía, la exégesis y la gramática, próximos a ser embarcados en navíos para pasarnos en Berbería, expulsados de la que ha sido nuestra tierra durante generaciones, te hacemos llegar, hermano, este baúl con algunas de nuestras pertenencias. Encontrarás estudios de medicina y de agricultura, qasidas y zéjeles, papiros llenos de sabiduría, una brújula por si algún día vinieras a buscarnos, la llave de mi casa.
Quién sabe si cuando pase esta fiebre de intolerancia, pudiéramos regresar. Desde que supimos que nos obligarían a marchar he ido anotando en algunas hojas, con ayuda de Yehuda, cientos de palabras, tu gran pasión. Palabras como álgebra, berenjena, neblí, jarra, almazara, zoco, almíbar, o cábala, aceituna, mesías, ladino o alfabeto. También te regalo la mesa de mosaico que tanto te gustaba y otros enseres imposibles de embarcar. Recordaré las partidas de ajedrez con el olor de los naranjos y la música del agua. Yehuda firma también esta despedida. He debido partir hacia el norte.
Te recordaremos desde nuestro destierro. Planta tres olivos con estos esquejes. Nosotros también los plantaremos. Comeremos y beberemos del mismo árbol. Qué Alá y Jehová te protejan.
Tus amigos.

Junio de 2015.
-Papá, ¿por qué no quieren a los sirios? -pregunta Sofía mientras mira la televisión.
-No lo sé hija, esto me recuerda a un junio lejano. ¡Lo que pueden llegar a acercarse palabras como Alhambra y alambrada!
-No te entiendo papá.
-Ya te lo explicaré. Tú sigue escribiendo cariño. Albahaca, barrio, dado, guitarra, jabalí, limón, rubia. Rubia eres tú.


Rames Jesús Jandali Feu




FUENTE:    Resultado de imagen de LOGO DEL X PREMIO OROLA


LOS CAZADORES DE CONCURSOS LITERARIOS XI (MARZO 2016) Publicado el concurso, el viernes 15 de enero del 2016 en el Blog. 



1 comentario:

  1. A este lado del reiterativo camino seco abierto en el mar, puedo escribir que dedico energías a encontrar la invisible tela de araña de INTERNET en este recóndito rincón, especie de Arcadia. No hay comentarios. Cuando regrese a tierras menos limpias y naturales comentaré con pleno placer. Saludos a toda la familia Orola, autores, editores, correctores, aspirantes, porfiados escritores y atrevidos guerreros de las Españas.

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