'Saludos cordiales' de Andrea Bajani
Un empleado de una empresa escribe las cartas de despido de sus compañeros con tanto esmero que parece que se les está haciendo un favor
La crisis económica actual, la más larga de los últimos cien años
después de la del 29 (y no va lejos de igualar su duración, confiemos en que el
final no tenga forma de guerra mundial), tiene ya su reflejo en las artes, por
supuesto. Hay canciones de la crisis, representaciones pictóricas de la misma,
cine y literatura.
El libro de Andrea Bajani entra de lleno en
materia. El protagonista es un empleado de nivel medio de una empresa de un
lugar que no se cita en ningún momento. El jefe de ventas es despedido y a uno
de sus subalternos se le encarga una delicada tarea que habitualmente no
entraría en sus competencias: escribir las cartas de despido. La encomienda
tiene además una especificidad: que no parezca que lo son.
Y a ello se pone, con tanto entusiasmo y tal
habilidad que no deja de merecer felicitaciones. No es para menos, sus cartas
se dirigen con toda familiaridad a los empleados, les hablan de sus sueños, de
las grandes aportaciones que han hecho a la empresa, de los retos que todos
deben afrontar. El final se compone de apenas un par de líneas en las que se
les dice que deben dejar su puesto y recoger sus cosas en 24 horas. Pero está
contado de tal forma que parecería que el despedido debía de estar agradecido a
la firma porque, por fin, podrá cumplir todas sus aspiraciones en la vida. No
importa que a quien manden a la calle sea una trabajadora que ha sufrido un
accidente, una joven que se ha dejado la piel por la compañía o un veterano
cuyo conocimiento del sector es enciclopédico.
Bajani elabora una novela amarga, desigual
por momentos, pero lúcida y con un toque de humor negro que alivia la narración
sin desdramatizar el gran drama del desempleo y la deshumanización de tantas
organizaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario