«No podemos no tener sexo ni un solo día de nuestra vida»
Valerie Tasso presenta su nuevo libro, 'Confesiones sin
vergüenza', en el que diferentes mujeres españolas cuentan sin tapujos sus
fantasías sexuales
La sexóloga francesa alerta la falacia de que la
sexualidad de la mujer ha dejado de ser un tabú
Aboga por hacer educación sexual desde los cinco años y
hablar del sexo como un valor y no como un problema
VÍDEO
No lo oculta. Comenzó con 30 años a ejercer la
prostitución, principalmente por necesidades económicas, pero no
exclusivamente. Tenía también un afán por conocerse a sí misma y por saber
dónde estaban sus límites. Seis meses después abandonó esta actividad tras
conseguir sus objetivos: saldó todas sus deudas, vivió una especie de
'catarsis' que le hizo reconciliarse con los hombres y se enamoró. Toda esta
experiencia acumulada, de la que no reniega, ha ayudado a Valerie Tasso
(Francia, 1969) a convertirse en una prestigiosa sexóloga, que imparte
conferencias y talleres, participa en programas de televisión y radio, ayuda a
miles de personas en su consulta y escribe libros. Ahora presenta su última
obra, la octava, 'Confesiones sin vergüenza' (Grijalbo), en el que por primera
vez en la historia las mujeres españolas cuentan sin tapujos sus fantasías sexuales.
- No es lo mismo fantasía que deseo sexual, según deja claro en su
nuevo libro.
-
Ambos elementos, que forman parte del imaginario erótico, se nutren, se
retroalimentan, puesto que el deseo se apoya mucho en la fantasía y viceversa.
Pero el deseo responde a una pregunta fundamental: '¿qué quiero hacer?'. Y la
fantasía responde a otra diferente: '¿qué soy capaz de imaginar?'. El deseo
sexual, a poco que se den las circunstancias, lo vamos a realizar; la fantasía
jamás se va a cumplir porque tienen un punto de incomprensión que no tiene el
deseo.
- ¿Se diferencian mucho las fantasías femeninas de las masculinas?
-
Sí se suelen diferenciar, sobre todo en que las femeninas son tremendamente
sofisticadas, más elaboradas, más ricas. Esto se debe a que la mujer hasta el
siglo XIX no existía, por lo que siempre nos hemos movido en un mundo muy
simbólico. Nosotras nos hemos cortado mucho más para hablar que los hombres.
- ¿Alguna vez se ha
escandalizado con alguna de las fantasías que le han contado?
-No
me escandalizo, no hago nunca juicio moral, no me lo puedo permitir porque soy
sexóloga. Además, entiendo perfectamente que la fantasía siempre se quedará en
el plano simbólico, y en la imaginación no hay límite.
- ¿Y puede haber mujeres que no tengan fantasías?
-
Hay mujeres que me han dicho que no tenían fantasías, pero es bastante difícil
no tenerlas. Porque si no tenemos fantasías, entonces el deseo no se puede
apoyar en ellas y la interacción sexual va a ser muy pobre. Yo lo que creo es
que hay muchas mujeres que se temen, que temen sus propias fantasías y
prefieren olvidarlas. Esto también se trabaja en consulta.
- Parece que la sexualidad ha dejado de ser un tabú para la mujer.
-
Eso es una falacia. Estamos viviendo en una sociedad con un capitalismo
exacerbado y nos están haciendo creer que estamos cada vez más liberadas, pero
lo que estamos es cada vez más consumistas. Parece que hoy en día prolifera la
idea de que una mujer que no tenga un juguete erótico en su mesilla de noche,
si no está a la última, no está liberada. Hay mujeres que no piensan así, y me
alegro. Lo que se está haciendo es aprovechar este nicho nuevo de la mujer, que
ya no depende del hombre para vivir, para venderle más y más juguetes,
manuales, pornografía, etc. Y con esto dar la sensación de que están más
liberadas.
- Dice que "no podemos no tener sexo ni un solo día de
nuestra existencia" para decir -entiendo- que el sexo es algo más de lo
que generalmente se entiende por sexo.
-
No podemos no tener sexo un solo día porque somos seres sexuados. Ser un ser
sexuado es tener unos genitales, un sistema endocrino y una escala de valores.
Lo que pasa es que hemos hecho una metonimia y hemos confundido el sexo con los
genitales. Cuando preguntamos: '¿has tenido sexo hoy?', la gente te va a
contestar en función de la interacción sexual. Las cosas empezarán a cambiar
cuando empecemos a cambiar la semántica.
- ¿Todavía siguen existiendo muchos prejuicios en este tema?
-
La sexualidad mala está llena de prejuicios. Ése es el gran problema. El
tópico, el cliché, tiene una cosa mala: que se repite hasta la saciedad hasta
que llega a ser verdad. Y deshacer esto es muy difícil. Un tópico enorme es
pensar que el hombre tiene más deseo sexual que la mujer, que el hombre siempre
tiene ganas y la mujer no. Ahí hablamos en términos cuantitativos y no
cualitativos. El hombre y la mujer tenemos sed de igual manera. Ahora, el
hombre se servirá un vaso de agua y a lo mejor la mujer se servirá un té, que
requiere de una preparación. Es verdad que hay una manera distinta de vivir el
deseo de un sexo a otro, pero la sed es la misma. Otra cosa es cómo voy a
saciar la sed. También es un tópico decir que las mujeres a partir de cierta
edad pierden el deseo; nada más incierto: el deseo no muere jamás, puede estar
en letargo, pero el deseo es la esencia del ser.
- ¿Hemos pasado de no hablar de sexo a hablar demasiado?
-
Hemos pasado de ocultar el sexo a sobreexponerlo. Y la sobreexposición es una
manera de camuflar. Ahora hablamos y hablamos sin cesar, pero diciendo siempre
las mismas tonterías. Es un discurso que camufla lo que realmente es el sexo,
es una estrategia muy buena.
- ¿Se dicen más verdades o mentiras?
-
Se suelen decir más mentiras, tanto en las encuestas que se hacen de la vida
sexual como en las conversaciones entre amigos. El sexo es el mejor reflejo de
la condición humana y nos hace muy vulnerables. Por eso explicar las flaquezas
que pueda tener una pareja en la alcoba es complicado y preferimos mentir. La
demostración es que las consultas sexológicas están llenas.
- ¿Considera que hay un antes y un después de 'Cincuenta sombras
de Grey'?
-
Para nada. Quizás a la hora de tener más lectoras puede tener su mérito E. L.
James, pero desde luego no ha inventado absolutamente nada. Lo que me molesta
de 'Cincuenta sombras de Grey' es que la autora incoscientemente está
explicando que para tener una erótica que se sale de lo convencional hay que
estar tocado psicológicamente, haber tenido traumas. Y eso es hacer todo menos
educación. Tendemos a hacer salud sexual (que se resume en 'ponte el
preservativo'), pero no educación sexual, que tiene otro objetivo: hablar de
sexo como un valor y no como un problema.
- ¿Se atrevería a dar algún consejo para disfrutar más del sexo?
-
Les diría que no hagan ni caso a todos los consejos que les puedan dar, sobre
todo en estas revistas con recetas. Estamos en una sociedad que está más
pendiente ya de tener la fórmula mágica que de seguir dándole vueltas a la
pregunta. Muchas veces las preguntan liberan y las respuestas alienan,
esclavizan. Estoy cansada de recibir a gente en la consulta que quiere un
decálogo para mejorar su vida sexual. Es que no hay decálogo. Evidentemente hay
trucos, pero es absolutamente absurdo recomendar leer este manual o hacer esto
y lo otro, porque cada uno somos diferentes y no hay que homogeneizar. Parece
que todo lo que se sale del patrón establecido está mal visto. Y es una pena
porque somos muy ricos en este terreno.
FUENTE: EL DIARIO VASCO.com
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