lunes, 4 de mayo de 2015

ELVIRA: El sello vigués.

Un sello vigués ultima la edición de las obras completas de Bruno Schulz


Elvira, que nació hace tres años al calor de la publicación de la poesía de Carlos Oroza, trabaja con Jorge Segovia en el segundo volumen del narrador polaco

 

El sello vigués Elvira trabaja ya en la preparación del volumen que culminará la edición en español de las obras completas del gran escritor polaco Bruno Schulz (Drohobycz, 1892-1942). Este segundo libro, dice Javier Romero, extrabajador de banca reciclado en exquisito editor, cerrará la Opera Omnia del irrepetible narrador nacido en la Galitzia hoy ucraniana, entonces en el Imperio austro-húngaro, y dejará probablemente segregada la correspondencia para componer un (tercer) tomo diferenciado, a modo de apéndice.
Elvira nació hace casi tres años con el objeto de publicar toda la poesía del rapsoda viveirense afincado en Vigo Carlos Oroza (1923). De este siempre explosivo y prometedor encuentro salió Évame -creación que va más allá del mero libro y de la que ya han llegado a las bibliotecas tres ediciones materialmente distintas con la intención de hacerla poco a poco más asequible económicamente- y el contacto con un tercer implicado en el viaje, cuya singladura partió azarosamente del bar vigués Detrás do Marco, lugar que sirve algo más que copas y promueve actividades culturales de todo tipo, recitales, exposiciones, teatro... A este inquieto epicentro se acercó un buen amigo de Oroza, Jorge Segovia, pionero (con Violetta Beck) en la edición de Schulz a través de su sello Maldoror, un trabajo que ahora Romero y Segovia están recuperando y poniendo en limpio para Elvira.
De esta nueva relación afloró el hermoso volumen Opera Omnia I, que contiene los más relevantes títulos de Schulz: Las tiendas de canela fina, El sanatorio de la clepsidra y La república de los sueños. Y ha de salir el segundo tomo, que contendrá, entre otros textos, sus ensayos y seguramente El libro idólatra, un ciclo de dibujos de alta explicitud erótica, realizado alrededor de 1924 y que levantó una importante polémica, y cuya confección Schulz justificó alegando que sus ilustraciones -en las que el hombre aparece ante la mujer en actitud sumisa- estaban pensadas para iluminar la novela de su paisano galitziano Leopold von Sacher-Masoch La venus de las pieles.
Dibujante, pintor y grabador, de notable talento, Bruno Schulz alcanzó en la escritura cimas mucho más ambiciosas, aunque su delicada poesía condiciona su prosa en cuanto a la complejidad de la lectura, a lo que hay que sumar un personal mundo onírico y una mirada en la que la imaginación transforma las cosas hasta volverlas poco reconocibles. El dial estético en que se mueve su escritura es limítrofe a los de Stanis?aw Witkiewicz y Witold Gombrowicz, con los que conformaba «los tres mosqueteros de la vanguardia polaca de entreguerras», al decir del autor de Ferdydurke.

Romero aspira al libro como objeto, «que llame la atención» del buen lector, una edición cuidada que Elvira ha bordado ya en el primer tomo de Schulz.


FUENTE:        La Voz de Galicia


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