Un baúl de los recuerdos de la segunda mitad del siglo XX
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Si 'Mambrú se fue a la guerra' o 'Ya murió la burra que acarreaba
la vinagre' te dice algo... eres 'de los de antes'. Aquellos que escuchaban
discos en vinilo, que le daban golpes al televisor para estabilizar la imagen,
que esperaban tres horas antes de bañarse para no cortar la digestión, que
escribía a máquina, que enviaba cartas (con sobre y sello) a la persona querida
para declararle su amor, que daba cuerda a su reloj o le sacaba el aire al
coche (con el estarter) para que arrancara.
El tiempo pasa muy rápido y la memoria muchas
veces falla. Pero no es el caso del periodista Ignacio Elguero (Madrid, 1964),
que tiene una brutal capacidad para acordarse de todo. Un día le dio por
recordar todas aquellas cosas que formaron parte de su infancia y adolescencia
y que ya prácticamente habían desaparecido de la sociedad... y acumuló más de
400. Así es como surgió su último libro, 'Cosas que ya no decimos, no hacemos,
no existen' (editorial Planeta), que cuenta con unas bonitas ilustraciones que
ayudan a "abrir los cajones de la memoria y mover los sentimientos."
"Quería hacer un retrato a modo de
crónica con pequeños artículos humorísticos, irónicos, divertidos, reflexivos,
sobre el tiempo que nos tocó vivir y que de una manera muy rápida ha desaparecido",
cuenta el autor de 'Los niños de los chiripitifláuticos', que compagina su
faceta de "cronista de mi generación" (como a él le gusta definirse)
con su trabajo como director de programas de RNE.
Elguero sí admite cierta añoranza de ese
tiempo que se fue y no volverá, pero asegura que no hay "un llanto de
nostalgia", puesto que "hay algunas cosas que menos mal que ya
no...", como hacer la mili, fumar en clase, declamar los ríos de España de
memoria o llevar a los niños en el coche en brazos de los mayores. "El
cambio más brutal ha sido el tecnológico, y va a cambiar muchísimo más hasta
límites que no conocemos", augura, al tiempo que explica divertido que
dentro de medio siglo lo único que habrá que 'recordar' es "una pantalla,
nada más", porque todo cabrá ahí dentro.
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