Lara
Siscar indaga en los misterios del deseo en su novela
La
presentadora de TVE publica su primer trabajo, 'La vigilante del Louvre'
La periodista valenciana Lara
Siscar (El Grao de Gandía, 1977) ha hallado en la novela esa
espita que le permite relatar lo que no puede contar en su trabajo. Entrar en
ese territorio de la intimidad y la
confidencia está,
por lo común, vedado en los informativos de los que Siscar es una cara habitual
desde hace años. La presentadora de TVEdebuta como novelista con 'La
vigilante del Louvre' (Plaza
& Janés), una exploración de los misterios del deseo femenino a través las
pasiones y frustraciones de tres mujeres en torno a uno de los cuadros con más
morbo de la historia del arte, 'El origen del mundo', de Gustave Courbet
(1819-1877).
Entrelaza la intimidad y los anhelos de Diana,
Claudette, e Isabelle. Su común denominador es su
insatisfacción y el afán por revelarse contra la rutina. También la turbadora y
reveladora relación con la pintura de Courbet que inducirá a las tres a cambiar
sus vidas "a exprimirlas" e ir más allá de lo que les ofrece una
existencia ordinaria. "Son en apariencia muy distintas y sus vidas cambian
a partir de un detonante muy claro, que es el cuadro", explica su creadora.
Articula la trama en torno a la legendaria y provocadora pintura de Courbet.
Un lienzo más que escandaloso en su día, con una turbulenta historia y que
sigue hoy generado controversia. Y es que la contemplación de este cuadro en el
que Courbet retrató un sexo femenino con precisión naturalista "aún
violenta a las mujeres", según Lara Siscar.
"Conocía el cuadro pero al ver su reproducción en una postal me impactó.
Imaginé que pensaría una mujer que lo viera por primera vez y qué le pediría a
su vida, a su día a día" explica Siscar sobre la génesis de su primera
novela. Se preguntó además "por qué contemplar esa imagen puede aún
violentar una mujer siendo la reproducción realista de parte de su cuerpo"
y trató de ver "hasta dónde se podía llegar" ese sentimiento.
El peso del relato recae en Diana,
vigilante en el Louvre que lleva cinco años recorriendo a diario sus salas.
Admira los detalles de las obras maestras y habla con las pinturas; les relata
los pormenores de una vida que, muy a su pesar, se ha convertido en rutinaria.
La llegada de la obra de Courbet al museo para una exhibición temporal
producirá en ella una fascinación inmediata y la cambiará de modo inesperado.
El cuadro concentra en las salas a un curioso grupo humano, con visitantes como
Claudette, una bellísima rubia que estudia la tela de Courbet y acude a su cita
diaria con el cuadro cargada con un violonchelo. Su destino se cruzará con el
de Diana y e Isabelle, otra beldad pelirroja, una modelo obsesionada también
por este lienzo tan particular y maldito. Isabelle está en el secreto del
cuadro. Conoce y admira a la modelo anónima que retrata, de quien conserva un
diario como su más preciada posesión. Es acaso la más fuerte del trío,
"con mala suerte en una vida muy dura, pero con mucho sentido del humor y
la capacidad de relativizarlo todo" dice Siscar.
La pintura de Courbet es uno de los tesoros del parisino museo de Orsay, pero
Siscar la sitúa en el Louvre para colocarla al lado de otra pieza icónica a la
que dota de un papel clave en el relato, la Victoria de Samotracia. Concebida
en 1866, la sensual tela se mantuvo oculta durante más de un siglo. No se
expuso con regularidad hasta 1995. En su azarosa existencia pasó de mano en
mano. Una larga cadena de propietarios anónimos que lo condujo de París a
Budapest pasando por la Alemania nazi. Rescatada por las tropas soviéticas, fue
devuelta a su legítimo dueño, el barón húngaro Ferencz Hatvany que se instaló
en París en 1947. Su último propietario conocido fue el psicoanalista Jacques
Lacan, quien la adquirió en 1955 y la donó al estado francés a su muerte.
En los tres personajes femeninos hay "mucho" de Lara Siscar,
según reconoce. Pero aclara la que no es "en absoluto" un relato de
corte autobiográfico "ni mucho menos un confesionario", por más que
las primeras novelas tiendan a ser un espejo de sus autores. Su preocupación
primordial era que tanto los personajes como las situaciones "fueran
creíbles". Culminar su primer desafío narrativo ha sido para Siscar
"coma armar un puzzle" y "una aventura fantástica". El
proceso "fue costoso", por lo mucho que dice exigirse a sí misma.
Asegura destruir mucho de lo que escribe "para poder ir más allá".
Lectora voraz desde que tiene uso de razón, novelar ha sido para ella "un
paso natural".
Entre sus referencias, dos autores tan dispares como el reconcentrado y
atormentado y radical Thomas Bernhard, dueño de "un estilo inimitable y
genuino" y Alice Munro. Siscar alaba la capacidad de la Nobel canadiense
para "crear atmósferas casi sobrenaturales y expandirlas a partir de los
escenarios, personajes y hechos más cotidianos y nimios".
En los informativos de RTVE desde 2007, Lara Siscar fue antes ayudante de
producción, redactora, reportera y presentadora en distintas medios y
productoras. Tratará de dar continuidad a su aventura narrativa para
"demostrarme y demostrar" que puede llevarla adelante.
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