«Aburre escuchar a algunos críticos
despreciar el 'best seller' gallego»
Con tres éxitos de
ventas, el novelista vigués Pedro Feijoo ya puede afirmar que es capaz de
vivir de la literatura
Tras los éxitos de ventas
logrados con Os
fillos do mar y A memoria da choiva, Pedro
Feijoo hace un
quiebro para colarse en el ámbito de la comedia con su última novela. Morena, perigosa e románica ha sido editada, al mismo tiempo, en gallego por Edicións Xerais y
en castellano por Ediciones Versátil.
-¿Por qué este cambio de registro literario?
-Sé que ahora a la gente le llama mucho la
atención porque esta novela es una comedia y parece que se aparta un poco más
de las anteriores, pero en realidad entre las dos anteriores también había
diferencias porque la primera era una novela de aventuras, mientras que la
segunda era muy dura y violenta. Yo no quiero encasillarme en un género. Con la
primera novela, Os
fillos do mar, quería demostrar que podía hacer un best seller en gallego, y
viendo que funcionaba me dije que en gallego se podían hacer un millón de cosas
que no se estaban haciendo. Por eso, en la segunda quise hacer un thriller desde
la perspectiva gallega, y sí funciona, sí se puede hacer. Y ahora, una comedia.
-Usted vive en Barcelona. ¿Recursos tan
gallegos como la ambigüedad o las dobles intenciones son entendidos por los
lectores de fuera?
-Funciona de maravilla y están viendo cosas
de las que yo no era consciente. Los dobles sentidos, que es un humor muy
nuestro, lo utilizo sin ser consciente y fuera se dan cuenta de ese juego
aunque no es algo habitual para ellos por eso funciona muy bien y les hace
mucha gracia.
-Dante y los Peligro suena a grupo musical.
¿Quiere salir el músico que lleva dentro?
-Sí suena a grupo de los años ochenta, no lo
había pensado así, igual es el subconsciente que me está traicionando. En
cuanto al músico, déjalo estar que está muy bien ahí donde está guardado.
-¿Qué papel quiso darle al narrador en esta
novela?
-La voz del narrador es una parodia de
aquellos monologuistas de los años setenta, aquellos que reflejó tan bien Woody
Allen, vestidos con sus smokings de terciopelo y pajaritas enormes, que tenía
esa miseria de querer caerle bien a todo el mundo. Estaban constantemente con
aquello de «les he dicho ya que son ustedes un público maravilloso». Me parecía
tan divertido que quise traer de vuelta ese tipo de voz.
-¿Pensó en alguien para construir a Dante
Odeón?
-Claro que tengo mis referentes, los
monologuistas de que hablaba, o el famoso detective loco de Eduardo Mendoza,
algo que a mí me parece divertidísimo. Utilicé una mezcla de contenedores para
luego llenarlo con esta voz más mía.
-¿Le gusta Mendoza?
-Lo encontré en la adolescencia y ya no nos
separamos. Me parece admirable de él su capacidad para escribir una novela tan
disparatada como La cripta embrujada, justo a continuación de La verdad sobre
el caso Savolta, un prodigio de la novela histórica. Nadie le cuestiona sus
constantes cambios. ¿Por qué no podemos hacer eso en Galicia?
-¿Cómo ideó a los personajes de la banda?
-Ahí sí que jugué más con los arquetipos
porque buscaba hacer un tipo de comedia muy concreta. Por ejemplo, para que
tenga ese giro de comedia romántica necesitaba un chico bobo pero bueno y una
chica fría y manipuladora que luego no lo es tanto. Jugué con clichés para
luego pasarlo por la batidora Feijoo.
-¿Ha tenido ofertas para llevar al cine sus
novelas?
-Creo que era Reixa quien decía: «Como vengo
de un país pequeño tengo muy grande el sentido práctico». Estamos acostumbrados
a que las cosas no se puedan hacer y sin embargo, a veces, te encuentras con lo
contrario. Sí tuve alguna propuesta para Os fillos do mar y conA memoria da choiva también la hay y además
está saliendo adelante, está vendida y ahora mismo están trabajando en el
guion. El problema es siempre la financiación porque vivimos en un país en el
que cada vez que se escucha la palabra cultura, quienes tienen el poder echan
la mano al diccionario.
-¿El éxito comercial ha cambiado su forma de
afrontar el hecho literario?
-Ha cambiado mi disposición con el trabajo
porque ahora vivo exclusivamente de la literatura. Cuando escribí Os fillos do martrabajaba como músico,
tenía un estudio de grabación. Lo que no ha cambiado tanto, o si cambió fue
para acentuarse, fue mi percepción de que efectivamente sí se pueden hacer
cosas.
-¿Qué es lo que se puede hacer?
-El sistema de la literatura gallega soporta
muchas más cosas de las que nos quieren hacer creer. Hay decenas de miles de
lectores con ganas de engancharse a libros que les entretengan. No está bien
decirlo, pero no les importa nada que les escribas en castellano o en gallego
mientras les entretengas.
-¿Entonces la industria tiene un
planteamiento erróneo?
-La parte de la industria que yo conozco
llega hasta donde puede con sus medios. Lo que sí creo que es limitado es
nuestra propia concepción. Estoy aburrido de escuchar a un sector muy marcado
de la crítica literaria gallega que se lleva las manos a la cabeza y se rasga
las vestiduras cada vez que les hablas de best seller gallegos. Hay algunos que
muestran el mayor de los desprecios y realizan ataques totalmente furibundos
contra este tipo de propuestas. Vamos mal mientras sigamos pensando que la
literatura gallega es algo excelso, requintado, raro y que cada obra que se
publica es para meterla en la vitrina de un museo. Esa es la verdadera
limitación de la literatura gallega, porque hay ahí fuera miles de personas
esperando a pasárselo bien.
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