viernes, 1 de mayo de 2015

LE CORBUSIER: Su lado oscuro.

Le Corbusier: un genio fascista y antisemita

·         Cuando se cumplen 50 años de su muerte, dos libros en Francia revelan el lado oscuro de la biografía de ese arquitecto





Le Corbusier.
Ser un genio, un grandísimo creador, no implica ser una buena persona. La historia está plagada de ejemplos de artistas que en su vida privada fueron monstruosos o que en su dimensión política apoyaron ideologías atroces. Es el caso de Charles-Edouard Jeanneret-Gris, más conocido como Le Corbusier. Ahora que se cumplen 50 años de su muerte, a lo largo y ancho de Francia se suceden las exposiciones y los homenajes dedicados a ese genial arquitecto, como por ejemplo la importante muestra que el centro Pompidou de París le consagra y que hoy abre sus puertas al público.
Pero Le Corbusier, de origen suizo pero nacionalizado francés, tenía también un lado oscuro. Una faceta terrible que hasta ahora había permanecido encerrada en algunos círculos intelectuales de París y que ahora dos libros recién publicados en Francia están sacado a la luz. A saber: era fascista, profundamente antisemita y admiraba a Hitler. Hasta el punto de que soñaba con que el Fuhrer pusiera orden en Europa y represaliase duramente a judíos y masones. "Un personaje de sueños totalitarios, de un cinismo de cemento armado", le define Xavier de Jarcy en su libro 'Le Corbusier, un fascista francés'.
El aspecto más tenebroso de ese arquitecto rompedor, padre de la arquitectura contemporánea y de la idea de que la arquitectura debe de estar al servicio social del hombre medio, se reescribe tanto en esa nueva biografía como en 'Un Corbusier', el libro que firma François Chaslin. Nos enteramos así de que el genio tenía entre sus amigos más queridos a Pierre Winter, líder del Partido Fascista Revolucionario, y a otros personajes de la derechona francesa más reaccionaria. De hecho, Le Corbusier no dudó en calificar las masivas manifestaciones antiparlamentarias que sacudieron París el 6 de Febrero de 1934 y que habían sido organizada por grupos de extrema derecha como "un amanecer de la limpieza".

A favor del régimen de Vichy

Pero las biografías de Le Corbusier también revelan cómo, a pesar de sus simpatías por el fascismo en general y por Hitler en particular, estaba dispuesto a aparcar convenientemente su ideología en busca de financiación para sus grandiosos proyectos urbanísticos. Trató por ejemplo de que los apoyara Stalin, pero no tuvo éxito. Y lo intentó asimismo con Mussolini, quien tampoco se dejó convencer a pesar de los floridos elogios que le dedicó el arquitecto. "El espectáculo que ahora mismo ofrece Italia y sus capacidades espirituales anuncian el alba inminente del espíritu moderno", dejo escrito.
Pero, sobre todo, Le Corbusier se definió en junio de 1940, cuando Francia se rindió a los nazis y el padre de la arquitectura racionalista se precipitó a saludar con regocijo la llegada de los alemanes. "El dinero, los judíos y los masones: todos sufrirán ahora la justicia de la ley. Esos poderes vergonzosos que dominaban todo serán desmantelados". Para culminar con esta otra perla: "Hitler puede coronar su vida con una obra grandiosa: la reorganización de Europa".
Su apoyo a los nazis y al régimen colaboracionista de Vichy no fue sólo de palabra. A finales de 1940 viajó precisamente a la localidad Vichy, donde se encontraba el cuartel general del mariscal Pétain, el jefe de Estado de la Francia ocupada por los nazis. Poco después, Le Corbusier fue nombrado consejero de urbanismo del Gobierno colaboracionista. Sin embargo sus proyectos no pasaron del papel, eran demasiado rompedores para los gustos tradicionales y profundamente conservadores de alguien como Pétain.
Concluida la II Guerra Mundial, Le Corbusier se esforzó por borrar las huellas de su ignominioso apoyo a Hitler y al régimen de Vichy. Y lo consiguió. Celebrado por buena parte de la intelectualidad y la izquierda francesa, logró esconder bajo la alfombra su pasado y que muchos de sus proyectos se hicieran realidad. Pero ahora, medio siglo después de su muerte, dos libros ponen las cosas en su lugar.


FUENTE:  elmundo.es


No hay comentarios:

Publicar un comentario