Un poeta contaminado por el arte
José Miguel Ullán Hernández, en una imagen de archivo
Rescatan los textos
dispersos que José-Miguel Ullán dedicó a los grandes creadores de su tiempo
No son poemas pero son textos tocados por la intensa y singular
poética de José-Miguel Ullán (1944-2009), un poeta raro, constante, intenso y
casi secreto que, contaminado por el arte, dedicó buena parte de su gran
energía literaria a los grandes creadores de su tiempo. Chillida, Tàpies,
Saura, Sicilia, Vicente Rojo, o Manuel Álvarez Bravo son algunos de los
artistas a los que Ullán trató, glosó y con los que, en algún caso, colaboró en
la segunda mitad del siglo XX.
Dio cuenta de su casi siempre buscada e
intensa relación con estos artistas en textos dispersos en catálogos, revistas
y publicaciones colectivas que se reúnen ahora y por primera vez en el libro
‘Los nombres y las manchas’ (Galaxia Gutenberg).
Manuel Ferro ha sido el coordinador del
libro, cuyo editor es el poeta Jordi Doce. Han revisado todos los escritos
sobre arte de Ullán, unos textos que dan prueba del interés del desaparecido
escritor, poeta y activista cultural que no desdeñó la etiqueta de raro y difícil,
por «fundir la riqueza de un verso con la fuerza de una imagen». Con este libro
no se agotan los inéditos de Ullán que Ferro, su compañero, espera «clasificar,
clarificar y publicar en un par de años, siempre que el editor se avenga a
hacerlo».
Material mestizo
Desde la contemplación y la ejecución, desde
el pictograma o lo caligráfico, la pintura estuvo siempre honda e íntimamente
ligada a la obra de Ullán, «fundiéndose con los materiales mestizos de una
escritura única que constituye una lengua híbrida, de raíz heterogénea», en
palabras de Miguel Casado, editor de su poesía reunida.
‘Los nombres y las manchas’ recoge gran parte
de los textos que, en esa prosa de aliento poético que define la obra de Ullán,
este escribió para acompañar o presentar a artistas como Eduardo Chillida,
Antoni Tàpies, Manuel Álvarez Bravo, Brinkmann, Broto, José Luis Cuevas, Luis
Fernández, Javier Fernández de Molina, José María Sicilia, Zush, o Frida Kahlo,
la única a la que no llegó a tratar directamente pero cuya obra analizó a
fondo. «Escuchar era muy importante para Ullán y se evidencia en estos texto
donde trata siempre de oír al otro y trasladar lo que percibe» apunta Ferro.
«No tienen nada de descriptivo ni de periodístico y su gran valor es la
diversidad, ya que aborda a cada artista de una manera», apunta.
Sus textos sobre artistas trazan el «mapa de
nombres y de manchas» que inspira el titulo y en el que el poeta entrevera sus
reflexiones acerca de la misteriosa e intensa imbricación entre arte y palabra.
«Extraña convivencia, a decir verdad, la de los nombres y las manchas. Obligada
a una nitidez extrema en la naturaleza específica de cada sin-lugar, al igual
que en la forma de cada material y, ante todo, de cada una de las materias
cuando se asoma al hecho de darse a ver en compañía, fundidas ya palabra y
obra», escribe Ullán.
José-Miguel Ullán (Villarino de los Aires,
Salamanca, 1944-Madrid, 2009) es, según sus editores, una de las voces
«imprescindibles y más singulares» de la poesía española contemporánea. «Acaso
el poeta que más y mejor trabajó con los artistas de su tiempo», según Ferro.
Sus textos sobre arte son «una prolongación de su poesía, sin hermetismos, con
un aporte de ironía y sentido del humor y con el afán de jugar con el
lenguaje». Algo que contrasta con el adusto carácter del poeta y periodista
conocido como ‘El malo’ en el mundillo literario de los ochenta.
«El interés por su poesía no decrece. En
estos años le han dedicado cinco tesis doctorales y sus poemarios se venden de
forma constante» destacan Doce y Ferro. Su poesía completa se publicó en 2008
bajo el título de ‘Ondulaciones (Poesía reunida 1968-2007)’. Con prólogo de
Miguel Casado, vendió más de tres mil ejemplares, algo insólito para un tomo de
más de mil páginas y 40 euros» apunta Ferro.
Autor de ‘Rumor de Tánger’, ‘La dictadura del
jaykú’, ‘Órganos dispersos’, ‘Ni mu’ y ‘Con todas las letras’, varias de sus
obras fueron objeto de ediciones de bibliofilia -en colaboración con pintores
como Chillida, Rojo, Antonio, Tàpies, Zóbel y Miró-, y expuestas en museos como
el MoMA, el Reina Sofía y la Bibloteca Nacional francesa.
Su propia obra pictórica -a la que otorgó el
nombre genérico de ‘agrafismos’- se mostró en exposiciones de poesía visual,
además se vio en la 49 Bienal de Venecia, en 2001, y en la chilena Universidad
de Concepción en 2005. En 2008 mostró Ullán sus ‘agrafismos’ en varias sedes
del Instituto Cervantes y en diferentes museos e instituciones.
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