lunes, 4 de mayo de 2015

DOLORES REDONDO: El guardián invisible.

Un valle de leyenda e intriga




                               guardian


Con el El guardián invisible la escritora Dolores Redondo se ha dado a conocer entre el público lector, una historia de acción e intriga que cuenta como telón de fondo con el valle navarro del Baztán.
Esta obra, que constituye la primera parte de la trilogía del Baztán, arranca con un asesinato en el municipio navarro de Elizondo, un suceso que provoca la vuelta de la inspectora Amaia Salazar a su tierra natal, pero también supone el regreso a sus traumas infantiles y a un oscuro secreto familiar que la ha atormentado desde entonces y que, a lo largo del discurrir de la trama, va ganando peso hasta convertirse en su razón de ser.
Precisamente, las vivencias pasadas y presentes de la policía Salazar son el epicentro de una novela en la que convergen elementos tan distantes como: la mitología vasconavarra y las ciencias ocultas —cartas del tarot—, diatribas familiares, personajes dominados por las más bajas pasiones y vicios, alusiones a la academia del FBI situada en Quantico, así como frecuentes saltos al pasado, concretamente a la primavera del año 1989, una fecha que no resulta baladí para la narración.
Uno de los méritos que posee este trabajo literario es la maestría para conjugar la riqueza de las leyendas navarras y de todo un imaginario de seres fantásticos, que Dolores Navarro arropa con pasajes casi poéticos, con el ritmo trepidante de las investigaciones científicas que se llevan a cabo a propósito de la aparición de un asesino en serie.
Otro aspecto que destaca es el hecho de que la autora se sirve de sus personajes femeninos, Amaia Salazar y su hermana Flora, para poner sobre la palestra los esfuerzos de las mujeres para salir adelante en escenarios hostiles donde impera el machismo, pero sin caer en ondear la bandera del feminismo.
Si bien cuenta, a priori, con un hilo argumental bien definido y personajes bien armados, a veces ese hilo se vuelve endeble, tal vez debido a la falta de solidez en la construcción de algunos diálogos y a que, en ocasiones, la trama peca de previsible.

A pesar de que a veces la lectura se ve dificultada por la insistencia en situar al lector en los paisajes y ambientes navarros, así como el exceso de idas y venidas por los dispersos y variados elementos literarios que emplea, Dolores Redondo construye en El guardián invisible una edificante trama policial, familiar y emocional, que supone todo un soplo de aire fresco para la novela negra en España.


FUENTE:    LaOpinióndeMurcia


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