James Ellroy:
«Escribir me dio una misión en el mundo»
El escritor norteamericano presenta
'Perfidia', primera entrega de un nuevo cuarteto dedicado a la ciudad de Los
Ángeles
El Perro Diábolico de la literaturanorteamericana tiene
una mañana tierna. O quizás es que sencillamente James Ellroy (Los Ángeles, 1948, autor de 'La dalia
negra', de 'L.A. Confidential') se ha cansado de ladrar, de interpretar ese
papel monstruoso y políticamente incorrecto que suele hacer las delicias de sus
audiencias. O que harto de hozar literariamente entre la corrupción, la
violencia extrema, la obsesión sexual que anima sus ambiciosos y proteicos
novelones policiaco-históricos -nada antes del final de los años 30 y nada
después de los 70 del siglo XX-, ha querido desvelar su rostro más humano.
Hipermacho sí, pero sensible. Si se lee con atención, es fácil apreciarlo en 'Perfidia'
(Random House), su última novela, inicio de un nuevo cuarteto de Los Ángeles
situado cinco años antes que el anterior, con el que este poderoso atleta de la
literatura ha sido capaz, al igual que Tolstoi o que Balzac, de inventarse
varias veces un mundo al completo, la América de los años previos y posteriores
a la segunda guerra mundial. Viejos conocidos de sus novelas anteriores acuden
a esta.
-Suele
hablarse del Ellroy hiperviolento pero a menudo se olvidan las relaciones
amorosas radicales y apasionadas que pueblan sus novelas.
-Quien
vea eso habrá entrado de pleno en el corazón de 'Perfidia'. Casi todos los
personajes de esta novela se acuestan con unos pero están enamorados de otros.
Tienen sus lealtades divididas tanto en lo personal como en lo político. Es una
novela sobre el amor y la pasión y, en menor medida, el crimen.
-En
uno de los personajes de la novela, el capitán de policía William H. Parker, un
hombre religioso, desmesurado y vehemente, no es difícil reconocerle a usted.
-Parker
existió realmente. Reformó el departamento de policía de Los Ángeles pero en
los años 60 hizo unos comentarios muy racistas y su carrera acabó
prematuramente. Y sí, yo también me reconozco en él.
-¿Por
qué ha querido escribir otra tetralogía sobre Los Ángeles cuando ya le dedicó
un cuarteto y la 'Trilogía Americana'?
-Quería
unir todos esos personajes desde el principio de la segunda guerra mundial
hasta el Watergate. Hacer un retablo gigantesco.
-Y debe ser lo más
gigantesco que se haya escrito en Estados Unidos, un país ya bastante bien
servido de novelas musculosas y ambiciosas.
-En
total serán 11 libros, es verdad.
-Sus
novelas históricas parecen filtradas por la mitología del cine negro de Hollywood.
-Me
crié viendo esas películas y además la presencia de la gente de la industria de
Hollywood fue constante en mi infancia. Mi madre trabajaba como enfermera de un
actor alcohólico y mi padre saltaba de un trabajo a otro en ese mundillo.
-¿El
personaje del detective Dudley Smith, que mantiene una relación con Bette
Davis, está inspirado quizás en su padre?
-Cuando
yo tenía 10 años, mi padre de buenas a primeras me dijo: «¡Me he tirado a Rita
Hayworth!». Era un hombre imaginativo y no le creí, pero mucho años después en
una biografía de la actriz vi que aparecía su nombre. Trabajó para ella en los
40 como asesor financiero y arregló los detalles de su boda con Ali Khan en
París. Más tarde, también supe que su familia había contratado a mi padre para
protegerla de los hombres. Mala idea, nunca pongas a un hombre como mi padre
cerca de Rita Hayworth. Por otra parte, la relación entre Dudley Smith y esa
perra llamada Bette Davis es otra cosa, el choque de dos personalidades
absolutamente poderosas.
-¿La
Bette Davis perversa de su novela se basa en los papeles que interpretó o cree
que era así en realidad?
-Era
así. No precisamente malvada, más bien fuerte e iracunda, con una libido
exacerbada porque necesitaba a los hombres y no los encontraba a su medida. ¿Quién
quiere acostarse con una mujer así? Yo no.
-Usted
dedicó 'La dalia negra', que cuenta el célebre crimen de la aspirante a actriz
Elizabeth Short, a la memoria de su madre, que también murió asesinada. Aquí
devuelve a Short a la vida.
-Quería
mostrarla viva porque se lo debía, era una obligación espiritual para mí. Pero
mi madre está muy presente en esta novela en otro personaje, la enfermera alta,
pelirroja y, como mi madre, inaccesible. Al final del libro, Parker, que está
perdidamente enamorado de ella, es objeto de burla por la multitud porque la
persigue con una pistola sin alcanzarla. Ese hombre también soy yo.
-¿Un
hombre patético y solitario?
-Sí,
la relación con mi última novia se acabó. [Más tarde, esta periodista pudo
saber que en realidad Ellroy va a volver a casarse con la escritora Helen
Knode, que convivió con él 14 años y le abandonó en el 2006].
-¿Escribe
para comprender el porqué de la muerte de su madre?
-Su
muerte no me hizo escritor. Yo ya quería serlo antes. Lo que sí hizo fue darme
un tema, el crimen, el comportamiento psicosocial, los detectives, la policía,
las estructuras sociales bajo presión...
-La
violencia es algo que vivió de primera mano en su adolescencia y juventud.
¿Cómo le afecta ahora?
-Me
gusta escribir sobre ese tema pero solo es un aspecto de mi vida en la
persecución de la gran historia. El gran drama de la humanidad es simplemente
hombre conoce mujer. Y colocar eso en el contexto de la historia es mi trabajo.
-Se confiesa religioso pero
sus novelas no son precisamente santas.
-Tratan
de hombres malos enamorados de mujeres fuertes que intentan aferrarse a algo en
medio de la corrupción. Hay un punto espiritual en eso.
-¿La literatura fue su
particular forma de redención?
-Sin
duda. Dejé atrás definitivamente la delincuencia, el alcohol. Escribir me dio
una misión en el mundo.
-Tiene
ahora 67 años. ¿Se va a sentir con fuerzas para abordar las tres novelas
restantes de este cuarteto?
-Bueno,
yo no me veo mal. Y sí, siento decepcionarle pero no son tres sino seis novelas
las que me quedan por hacer. Después planeo una trilogía sobre la Europa de
posguerra, con el telón de acero y el plan Marshall. Será la primera vez que
mis novelas no estén ambientadas en Estados Unidos.
-¿Se va a meter en el
terreno de John Le Carré?
-Yo
a Le Carré le admiro. Pero sus libros no tienen demasiada sustancia. Están
sobreproducidos, muy cerca de ser magníficos, pero al mismo tiempo muy lejos.
-Creo
que colaborar en una serie televisiva con David Fincher es uno de sus
proyectos.
-Sí,
he escrito el guion del piloto que protagonizará el detective corrupto Fred
Otash en los años 50 y me han encargado tres capítulos más pero eso no
significa que el proyecto no se muera por el camino.
-¿Le
gustó 'True detective'?
-No,
me pareció horrorosa.
FUENTE: El Periódico
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