Marion Fayolle. El
gran juego
La
ilustradora francesa llega con una lúdica propuesta erótica: 'Los traviesos'
Desde la famosa hoja de
parra de Adán y de Eva, primera pieza de lencería de la que se tiene
constancia, la humanidad ha pasado su larga vida ocultando el sexo y
revelándolo. El desnudo no deja espacio a la fantasía, es demasiado prosaico.
Lo que nos excita es la insinuación, la danza de los siete velos, el striptease,
ese ritual erótico de desnudar el cuerpo lentamente y, al llegar al sexo,
mostrarlo apenas un instante antes de ocultarlo de nuevo. Vestir el sexo es, en
realidad, el gran juego. Velarlo para intensificar su presencia y el deseo.
“Los ojos
de Marion son capaces de ver más allá de las longitudes de onda a las que
estamos condenados el resto de los humanos”, advierte Álvaro Pons en el prólogo
de ‘Los traviesos’. En su tercer libro, la ilustradora mantiene la mirada fija
en las relaciones entre hombres y mujeres que ya exploró, también sin palabras,
en su primera obra, ‘L’Homme in Pièces’.
De Francia, una potencia
en materia de vinos, quesos y sexo, llega la ilustradora Marion Fayolle
(Ardèche, 1988) con su lúdica propuesta erótica en pequeño formato: Los
traviesos. Fayolle adorna el sexo de hombres y mujeres con una
vestimenta metafórica, naíf y surrealista: el pene-caracol y la vulva-coliflor,
el pene-vela y los senos-faro, el pene-cobra y la mujer flautista… Los pechos
se convierten en huevos fritos donde un hombre moja pan. El pene es una pipa
que fuma una mujer. La vulva es un gato que lame la leche que su dueña le
ofrece en el cuenco de su pecho… En parejas, en tríos o solos, los personajes,
sin decir nada, ilustran todo: la masturbación, el deseo, los celos, el
romanticismo, el sadomaso…
No se olviden del nombre
de la joven, divertida y brillante Marion Fayolle. En otoño, Nórdica publicará La
ternura de las piedras, una novela gráfica sobre la muerte de su
padre.
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