Descubren poemas inéditos de Rafael Solana
En las páginas de los cuadernos de apuntes de Efraín Huerta fueron hallados tres poemas inéditos del dramaturgo, poeta y periodista, de quien se celebra el centenario de su natalicio
CIUDAD DE MÉXICO: Descubren tres poemas inéditos del dramaturgo, narrador, poeta y periodista
Rafael Solana Salcedo (1915-1992), plasmados de su puño y letra en las páginas
de las Damas Negras (cuadernos de apuntes) de Efraín Huerta, con quien
sostuvo una amistad de seis décadas.
El
hallazgo fue realizado por la poeta Raquel Huerta-Nava, hija de El Gran Cocodrilo,
quien comparte con Excélsior un fragmento de la versión facsimilar
de uno de estos hallazgos, titulado Tardes de lluvia, a
casi cuatro meses del centenario del nacimiento del autor de obras como Pellizque en otras partes y Debiera haber obispas.
Al respecto, Claudio R. Delgado, investigador y estudioso de la
obra de Solana comentó que este poema nunca ha sido publicado y de acuerdo a la
fecha de la libreta donde fue encontrado, se ubica entre 1935 y 1939.
“Solana es un personaje que se inició
en el periodismo y que continuó su trabajo en la literatura a través de la
poesía, el cuento, la novela y el teatro… y hasta el final de sus días se
mantuvo en el periodismo”, explicó el investigador.
Además,
este hallazgo muestra la firme amistad que sostuvieron ambos escritores desde
la preparatoria. “Ellos se conocieron en San Ildefonso y junto con José
Revueltas, Enrique Ramírez y Ramírez, Tránsito López, entre otros, pegaban el
periódico El Machete en el viejo barrio estudiantil”, dijo.
Cabe recordar que la cercanía de Solana Salcedo con la poesía no
fue azarosa ni fortuita, pues en 1936 se convirtió en el fundador del Taller
Poético, apuntó Claudio R. Delgado, “pues él fundó el llamado Taller poético,
donde invitó a colaborar a Alberto Quintero Álvarez y Efraín Huerta”, explicó.
Posteriormente
abandonó la revista Taller, la cual
recibió su nombre gracias a Carmen Toscano. “Y aunque se ha repetido
innumerables veces que la revista fue fundada por Octavio Paz, debo decirte que
sólo los últimos ocho números fueron de Paz, pues Solana hizo los primeros
cuatro”.
Después
de esos cuatro números, Solana Salcedo salió de viaje a Italia y dejó la
revista en manos de Paz, quien invitó a los exiliados españoles y don Rafael
fue un tanto cruel al decir que Taller murió de “influenza española”, lo cual
nos deja entrever que no estuvo muy de acuerdo.
“Lo que sí puedo decir contundentemente es que Solana fue
el escritor que impulsó y creó la revista Taller y
el Taller poético, que es el tercer grupo más importante, sólo después del
Ateneo de la Juventud y de los Contemporáneos”, añadió.
Es más,
fue el único dentro de la generación de Taller que abordó todos los géneros
literarios, desde poesía y cuento hasta novela, teatro, ensayo literario,
crónica taurina, crónica literaria y teatral; fue un hombre extremadamente
diverso y culto, dotado de una cultura renacentista”.
LAS CARAS DE SOLANA
Por otro lado, Excélsior entrevistó a las tres sobrinas y
herederas de Rafael Solana Salcedo (Pilar, Dolores y Lily Colín Solana), hijas
de Virginia Solana, quien fuera hermana del dramaturgo, narrador y poeta.
Puesto que no tuvo hijos, el narrador dedicó su tiempo y su vida
a sus tres sobrinas con quienes convivió activamente y ahora lo recuerdan como
un hombre sensible y culto, un gran viajero y amante de los toros que las
inspiró a andar por los caminos de la narrativa, la dramaturgia, la poesía… y
la cocina; un renovador del teatro mexicano y excelso cuentista que está en
olvido a unos meses de que se celebre el centenario de su nacimiento.
“Solana fue un tío amoroso, un
políglota que hablaba seis idiomas con fluidez: francés, alemán, inglés,
italiano, portugués y español, un hombre preocupado por mantener unida a la
familia, así que cada Navidad organizaba comidas y reuniones en su casa y desde
muy chicas nos llevaba al teatro, al ballet, la ópera… siempre inculcándonos el
amor por la cultura”, recuerda Dolores.
En cambio, Lily lo evoca
como un amante de los toros que tenía la capacidad de escribir grandísimas
crónicas. “Me acuerdo que una vez hizo una crónica en verso. Eso nos lo contó
mi mamá, pero nunca la vi. Además, él también era torero aficionado y en una
ocasión participó en una corrida de cronistas taurinos con Cantinflas”.
En cierta ocasión, Solana llegó a casa de doña Virginia Solana
para escribir su crónica taurina. Eran las siete de la noche. De pronto las
horas pasaron y cuando las tres niñas lo buscaron ya estaba escribiendo el
segundo acto de una obra de teatro. “Era una maravilla verlo escribir porque lo
hacía con dos dedos tiki-tiki-tiki, con una rapidez increíble”, recuerda
Dolores.
Un
detalle que a Pilar se le quedó grabado en la memoria fue cuando en una ocasión
acompañó a su tío a la representación de su obra El día del juicio en el teatro Xola. Ahí encontró a
Magdalena, una amiga suya que sostenía una compañía de teatro que se presentaba
los domingos en el Teatro Orientación.
Entonces Rafael Solana bajó a saludarla y ella le dijo: “Don
Rafael, me da mucha pena, pero quiero pedirle un favor. Fíjese que no tengo
dinero para pagar la nómina de mi teatro”. Entonces él se quitó el reloj y le
dijo: “Vaya y empéñelo, salga de sus deudas y luego me lo devuelve”.
Entre los múltiples recuerdos, las sobrinas y herederas del
escritor nacido en Veracruz, también recuerdan su modestia franciscana, las
recetas de cocina que ilustraba o las críticas teatrales que le dedicó a Pilar,
sus 21 cuentos, pero también su inagotable imaginación.
Pero sobre todo, coincidieron en que instituciones como el INBA
y el Conaculta lo mantienen en el olvido a pesar de que este es el año de su
centenario. “Si no fuera por Claudio habría un olvido total. Sí vemos una
cierta apatía, pero sí creemos que sería bueno que en algún momento nos
reuniéramos con los descendientes de Efraín Huerta, Rodolfo Usigli y con
autores mexicanos olvidados”, aseveró Dolores.
Lo cierto es que hoy leer a Solana enriquecería a los nuevos
lectores porque su cultura impresionante y su modo filosófico de ver la vida,
lo puede enriquecer
muchísimo.
muchísimo.
FUENTE: EXCÉLSIOR México
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