Óscar Esquivias contagia su pasión narradora con leyendas
rurales
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El
autor burgalés relató historias familiares y cuentos de otros países en la
sesión ‘Cuando la feria duerme’
Óscar Esquivias (Burgos, 1972) es autor de poemas, artículos y
novelas y ayer fue invitado en la Feria del Libro a mostrar sus dotes de
narrador en la sesión ‘Cuando la feria duerme’. El reto le llevó a conocer un
poco más de su pasado. «Pensando en qué cuentos me han contado, me di cuenta de
que de niño nadie lo hizo; en mi casa no había costumbre. A mi familia le
gustaba contar cosas que les habían sucedido, eran muy realistas en sus
narraciones, con mucha gracia; en el fondo se parecían a los cuentos
tradicionales de cualquier tiempo, historias rurales de familias con muchos
hijos que pasan hambre, que tienen que ganarse la vida con mil tretas, que van
al mercado...», afirmó antes de empezar la sesión para la que rescató algunas
de esas narraciones.
A cambio, Charo Vergaz y Jesús Cirbián
–acompañados al piano por Óscar Lobete– leyeron al público algunos de los
microrrelatos que han salido de la imaginación de quien en 2005 cosechó el
Premio de la Crítica de Castilla y León.
Óscar Esquivias recurrió a una leyenda
popular rumana, la de Pacala, explicó, «un personaje conocido que sería el
equivalente al tonto del pueblo en nuestras tierras, que en realidad son muy
listos y cuya ingenuidad es falsa, porque son personas astutas y divertidas».
No faltaron ayer las historias de santos, que
el escritor burgalés recordó que sus abuelos recitaban creando mundos de
diablos, misterio y fantasías. «Hay narraciones de santos que son disparatadas
y fantasiosas como el más entretenido de los cuentos populares», comentaba el
creador del libro de cuentos ‘La marca de Creta’.
La tradición oral de Óscar Esquivias está
conformada también de sueños, que ayer convirtió en palabras de relatos
desasosegantes. «En mi casa hemos soñado mucho y nos hemos contado los sueños,
que sirven para crear mundos que dan mucho juego a la imaginación». Y es que
para este autor sigue siendo un misterio el modo en que se gesta un relato. «De
repente escucho algo, siento, veo y sé que tengo que contar eso que me bulle en
la cabeza. Si el paso del tiempo es factor importante en esa historia, lo que
acabo escribiendo es una novela. Solo escribo cuentos cuando esa idea es más
inmediata y no necesita extenderse, de modo que se parece más a una fotografía
que a una película».
Al hablar de proyectos revela que está
«dandole martillazos a una novela con la que me llevo peleando desde hace meses
y espero terminar este 2015, aunque el año pasado en estas fechas dije lo
mismo, así que lo digo con precaución», anuncia con tiento, aunque ya tiene
decidido el título: ‘La caja de los truenos’. «Es una historia ambientada en
estos últimos años, durante el papado de Benedicto XVI. Es divertida y tiene
que ver con el teatro y el mundo de la religión. Si consigo terminarla tal y
como quiero puede ser una obra muy simpática, retrato de la España de cuando
empezó la crisis. Suelo ser bastante juguetón y lo que me gusta en cada una de
mis obras es cambiar de tema, escenario y género; nadie puede predecir cómo
será la siguiente».
FUENTE: El
Norte de Castilla
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